Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

domingo, 5 de enero de 2014

Trece.

Anteriormente.
Llegamos a casa y subí a mi habitación lo más contenta que pude por ese concierto que hacía que mi sonrisa permaneciera por demasiado tiempo.
Cogí mi cámara y revisé todas las fotos que había hecho en el concierto.
Alcé la cabeza y vi la luz encendida de la habitación de Pablo. Supuse que estaría escribiendo alguna canción cómo hace siempre.
Me asomé para ver su preciosa sonrisa y...JODER.

Narra Lucía.

Si alguien quería joderme los planes de ser feliz por unos días por el gran concierto de Pablo Lopez, lo han conseguido. Ahí esta ella, Aida, dándome apuñaladas por la espalda por cada beso que roba de su boca.
Mi intención era asomarme a la ventana para poder observar su sonrisa, la sonrisa de Pablo joder, su boca, el cómo levanta la comisura de sus labios para regalarme una bonita sonrisa.
He visto su boca, sí, pero junto a otros labios. 
Ni si quiera sé que es lo que me duele más, ver como él esta tan normal besándola o si Aida se puede decir que me a traicionado. Quizás la segunda opción es más jodida, sí.
Mi garganta comenzó a crear un nudo dentro de ella hasta que llevo a que empezara a llorar. 
Cerré mis cortinas para dejar de ver esa imagen que tan mala me ponía.
Cogí mi bloc de dibujo y arranqué uno de los dibujos que le había hecho a Aida. Con rabia tiré ese dibujo y para colmo pegué una patada a la papelera.
Sí, de eso se basó mi noche, de quedarme en la esquina de mi cama mirando al suelo mientras ellos dos podían estar teniendo un maldito orgasmo. 

Narra Aida

No sabía si se me había ido de las manos, pero ya no importaba, tenía a Pablo Alborán debajo de mí.
Rebusqué en sus cajones para obtener aun que sea un mísero preservativo. 
Él me miraba muy extrañado pero a la mínima se reía. Sigo sin entender cómo el alcohol le a podido afectar tanto.
Encontré una caja de preservativos en uno de los cajones de la mesita de noche y saqué uno.
-Aida: Quítate los boxers al menos, va. 
-Pablo: ¿Qué?
-Aida: ¿Te lo tengo que hacer todo yo? -dije con un tono serio-
Miré hacia la ventana de Lucía y observé cómo la luz estaba encendida de su habitación y veía la sombra de ella sentada en la cama.
Yo, encima de Pablo, pensé en lo que me dijo anteriormente Laura: ''ella te a dado su confianza y tu la estas pisoteando por los suelos'' ''ella es una gran chica y tu te quieres tirar al que le gusta''
Me quité de encima de él y cogí una de las libretas de canciones que tenía encima de la mesa de noche.
Abrí por las últimas páginas donde se encontraban las últimas canciones que había escrito.
Comencé a leer y miré a Pablo. Definitivamente esas canciones no iban a llevar mi nombre nunca. Detrás de su última canción se escondía una chica y obviamente era Lucía.
Cogí una manta y se la eché por encima a Pablo. Cogí mis cosas y me fui de su habitación dejando a Pablo en boxers en su cama y casi dormido.
No podía hacerlo, no podía acostarme con él. 
No podía. Laura tenía razón, Lucía me a demostrado que puedo confiar en ella y yo he pisoteado su confianza y he jugado con su corazón al baloncesto.
Caminando fui hacia mi casa cómo si esta noche hubiera sido solo una gilipollez de las mías, cómo siempre.

Al día siguiente
Narra Lucía

Mi mañana en la pastelería se hacía larga y aburrida. Lo único que hacía que el tiempo se pasara más rápido es escuchar los 40 principales con Malú en el número uno de la lista.
Me lavé las manos por la harina y salí fuera para volver a casa. 
Al salir vi a Pablo apoyado en su coche en frente de la pastelería. 
Me miró y me sonrió. Rápidamente me volví a adentrar en la pastelería y el me siguió.
-Pablo: Oye, eh ¡que tu hermano a dicho que pase a recogerte que el no puede! -decía mientras entraba en la pastelería-
Los clientes se quedaban mirándole algo extrañados y murmurando ''Alborán''. 
Entré en la cocina donde preparaba con mi hermano y con Miguel, el ayudante de mi tía, los pasteles y me quedé dentro.
-Pablo: Pero oye ¿Por qué huyes de mi? -decía alzando la voz detrás de mí-
Se colocó a un lado de la mesa y yo en el otro lado.
-Pablo: ¿Se puede saber que te he hecho?
-Lucía: En la cocina solo puede entrar el personal indicado. -dije con un tono de enfado-
-Pablo: No me voy hasta que me digas que te pasa. -sonrió pícaro- Va, que me duele la cabeza. -rosopló-
-Lucía: Normal, con la gran fiesta que te pegaste anoche. -me reí irónicamente-
-Pablo: ¿Qué fiesta? solo me fui a cenar con Aida, creo, por lo que recuerdo así fue. -decía indeciso-
-Lucía: Ya, solo eso.
Salí de la cocina rápidamente y mi tía se me quedaba mirando muy extrañada mientras le daba el cambio a un cliente.
-Samanta: Luego hablamos tu y yo.
Salí de la pastelería y Pablo detrás. Empecé a caminar dirección a mi casa.
-Pablo: ¿A donde vas? Tu hermano me a dicho que si podía recogerte. -decía con la voz alzada mientras yo seguía caminando-  EN SERIO, NO TE ENTIENDO.
Se adentró en su coche y se fue.
En realidad, no se por que la pago con él este enfado. Ni si quiera le gusto, encima es su vida, no tengo por que meterme, él puede acostarse con todas las que quiera.

Por la noche
Narra Pablo

Tras un día entero fuera de casa con mi familia, subí hacía mi habitación y me tiré sobre la cama.
En mi espalda noté algo, así que me aparté y cogí eso que tenía detrás.
¿Una caja de preservativos? me pregunté a mi mismo en ese momento.
¿Cuándo he sacado yo la caj...de pronto vi en mi pequeño sofá una chaqueta encima.
Me acerqué y la cogí. Rebusqué en los bolsillos y saqué su cartera. Observe que era la cartera de Aida por el DNI.
¿ME ACOSTÉ AYER CON ELLA?
Pude ver que la habitación de Lucía tenía la luz encendida y abrí mi ventana y le llamé.
-Pablo: Oye, eh, Lucía...
No me hacía caso pero podía observar su sombra detrás de la cortina.
-Pablo: Eh, Lucía...Lulú.
-Lucía: QUE NO ME LLAMES LULÚ -dijo gritando y saliendo de repente de detrás de la cortina-
-Pablo: ¿ME ACOSTÉ AYER CON AIDA?
-Lucía: Pregúntale a tu miembro si esta contento o no y lo sabrás. -decía enfadada-
-Pablo: No estoy de bromas ¿Lo hice o no?
Ella se adentró de nuevo en su habitación y yo me subí encima de la ventana y tan corta era la distancia que separaba nuestras ventanas que salté hacía la suya y me adentré en su habitación.
-Pablo: Alehop. -decía entrando en su habitación-
-Lucía: ¿PERO TU ESTAS LOCO? -gritó de repente-
-Pablo: ¿Me acosté con ella o no?
-Lucía: SÍ, LOCO, SÍ. Aun que la parte en la que vi yo aun tenías los boxers puestos. -decía vergonzosa-
-Pablo: MIERDA, MIERDA, MIERDA. No me acuerdo de nada, de nada de verdad. -decía preocupado-
-Lucía: Ya, claro...
-Pablo: ¿Estás enfadada por que me acosté con ella? -pregunté muy extrañado-
-Lucía: ¿POR QUÉ DEBERÍA ESTARLO?
-Pablo: Entonces dime por qué...-decía sabiendo que estaba enfadado por ese motivo-
Se quedó muda y se sentó en el borde de su cama.
Me puse a la altura de su cara y le hice que su cuerpo cayera en la cama dejándola tumbada.
Me coloqué casi encima de ella. Cada uno de mis brazos estaban a un lado de
su cara.
Acerqué mis labios a los suyos pero sin llegar a tocarlos.
-Pablo: ¿Estás celosa? -le susurré-
Levantó una ceja con una mirada pícara.




1 comentario:

  1. Ayyy, por favor no tardes mucho en publicar el.proximo capitulo, esta buenisima la nove.

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