Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

jueves, 9 de enero de 2014

Quince.

Anteriormente.

Los nervios se apoderaban de mi, sin dejar atrás los celos que me comían por dentro.
-Laura: Se están besando. -dijo ilusionada- se ve desde la cristalera
-Pablo: ¿QUIÉN? -pregunté preocupado-

-Aida: Quién va a ser, Lucía y su ex o bueno su novio. -rió-
Pude ver con mis ojos que era cierto lo que ellas decían.
-Sergio: ¿Ese es su ex novio? bien, no me entero de los cotilleos de por aquí, eh, gracias por contar conmigo. -rió-
Me levanté de la mesa enfadado y me fui del bar sin decir palabra alguna.
Pasé por al lado de ellos hasta llegar a mi coche.
-Lucía: Pablo... -dijo con un tono entristecido-
Subí a mi coche y sin pronunciar alguna palabra salí de allí lo antes posible.

Narra Pablo

Llegué a mi casa y cerré la puerta con un portazo. Acto seguido subí rápidamente a mi habitación y me tiré sobre la cama.
-Casilda: ¿PERO QUE HACES DANDO ESE PORTAZO? -me dijo gritando- ENCIMA A ESTAS HORAS.
Yo, sin pronunciar palabra alguna, me quedaba mirando al techo con la cara más seria que podría tener.
Mi hermana se acercó a mi y se sentó en el borde de la cama. Me miraba asombrada por mi comportamiento que no era habitual en mí.
-Casilda: ¿Se puede saber que ocurre? -preguntaba muy extrañada- estas raro.
Me levanté de la cama y de espaldas a mi hermana comencé a desabrocharme la camisa mientras le ignoraba por completo.
Tiré la camisa a la cama y pasé al cinturón.
-Casilda: ¿ME VAS A DECIR QUE PASA? -decía comenzando a enfadarse-
Me senté encima de la cama y me quité los pantalones.
-Casilda: Vete a la mierda. -añadió enfadada y saliendo de la habitación-
Cómo siempre, me fui a dormir con solo unos boxers puestos y con blues de fondo para pensar antes de dormir.

Nunca pensé que un beso de Lucía me dolería tanto. Ver sus labios posados en otros que no sean los míos. Notar cómo siente ese calor corporal y que no sea por mí. No ser yo el que le acaricie el cuello mientras termino mordiéndole el labio inferior y regalándole mi sonrisa mientras separamos nuestras bocas dejando un cálido aliento en medio de los dos.
Nunca he sido de enamorarme fácil, pero algo me decía que esa chica no era cómo las demás desde el primer instante que le vi, y eso que no puedes saber cómo es una persona en tan solo unos minutos.
A pesar del daño que le ha hecho ese tal Ángel, vuelve con él. Al menos me a dejado claro que no siente nada por mí. Y yo cómo un completo idiota intenté robarle un beso en mitad de la noche.
__________
Una semana después 

-Casilda: PABLO, BAJA UN MOMENTO A LA COCINA. -gritaba mi hermana desde la planta baja-
Bajé rápidamente y me quedé en la puerta apoyado esperando a que mi hermana dijera lo que quería contarme.
-Casilda: Sam nos ha invitado a su casa mañana, va a hacer una fiesta para la gente de este vecindario cómo el año pasado

, así que quiero verte animado.
-Pablo: No tengo ganas de fiestas. -dije serio-
-Casilda: TU LO QUE NO QUIERES ES VER A LUCÍA. -dijo en voz alta-
Me quedé asombrado por lo lista que podía llegar a ser mi hermana.
Cogí una patata de la bolsa y me la metí en la boca, pasando de Casilda cómo siempre. Salí fuera de la cocina y la bolsa de patatas conmigo.
-Casilda: ¿Quieres dejar de ignorarme cada vez que te hablo de Lucía? -dijo enfadada mientras me perseguía por la casa-
Daba vueltas por el salón mientras mi hermana por atrás mía hablándome sin parar.
-Casilda: Se por que estas así. -dijo mientras me detenía- no te preocupes, Lucía se dará cuenta de con quien anda. Llevas una semana sin hablar con ella y sin mirarle a la cara, más que nada por que ni sales fuera. Te han llamado 5 veces para ir a tomar algo tus amigos y les rechazas. Lucía no tiene la culpa, ella sabrá lo que hace, de verdad.
Me di la vuelta y le pedí un abrazo a mi hermana. Ella con una sonrisa se acercó a mi y me lo dio.
-Casilda: Te gusta esa chica ¿verdad? -me decía mientras seguíamos abrazados-
-Pablo: Mucho. -dije con nudo en la garganta-
-Casilda: Tanto que has escrito una canción preciosa. -me dijo riendo mientras se separaba-
-Pablo: YA ME HAS COTILLEADO LA LIBRETA. -dije con la voz alzada-
-Casilda: Siempre lo hago -rió-
Resoplé y le miré con cara de asesino pero no pude resistir el sonreír al ver su cara riendo.
Ella dio media vuelta y fue hacía la cocina.
-Casilda: Ah, por cierto. -se detuvo- vas a venir a esa fiesta -me guiñó el ojo-
-Pablo: Venga, esta bien. -afirmé con la cabeza-

Narra Lucía.

Tumbada en una hamaca en la playa me encuentro en estos momentos y con Ángel al lado.
Una buena siesta debajo de una sombrilla alquilada y el sonido del mar de fondo y la radio con Pablo Lopez sonando, se podría decir que me encontraba en un momento de relax demasiado grande.
Giré mi cabeza y vi a Ángel dormido con la boca abierta y reírme era lo siguiente que hice.
Por mucho que le miraba había algo dentro de mí que me decía que esto ya no es lo mismo, ya no siento lo que sentía. Esas mariposas estúpidas de mi estomago se esfumaron hace un tiempo.
No me gustaba reconocerlo, pero en este estúpido corazón ya no existía apenas Ángel, existe cuyo nombre me da miedo decir por el cosquilleo que me provoca al escucharlo o pensarlo.
Pablo. Pablo Alborán. Pablo Moreno de Alborán, ese chico que llegó de la nada casi atropellándome y ahora no paro de pensar en su jodida sonrisa que tan feliz me ponía.
Llevo más de una semana sin saber de él desde aquel día de copas en ese bar del puerto. Subió a su coche y sin decir palabra alguna se marchó, sin ni si quiera mirarme.
Él sabía lo que ocurría con Ángel, se había preocupado tanto y yo cómo una completa idiota lo volví a intentar con él, dejando a Pablo en la completa oscuridad, cómo si no existiera.
Ni si quiera me atrevo a tocar su timbre y preguntar por él, por si no quiere saber más de mí, ese miedo que tengo de que me rechace y no quiera hablar más.
Quizás me este volviendo loca, pero se me cierra el estomago de pensarlo.
Se a convertido en alguien muy especial en tan solo tres semanas y media que llevo en este lugar.
-Ángel: Ay dios que pedazo de siesta. -decía bostezando-
-Lucía: ¿Podemos irnos a casa ya? -dije con un nudo en la garganta-
-Ángel: ¿Y esa prisa de repente? -preguntó confuso-
-Lucía: No me encuentro bien. -dije tocándome la barriga-
De la barriga me encuentro perfectamente vamos, lo único que me pasa por la barriga son las mariposas que pasan por Pablo y tendrían que pasar por Ángel.
Otro de mis miedos es dejarlo con él. Miedo a que vuelva a ponerme la mano encima, simplemente miedo a él, de siempre. Y claro, cómo soy gilipollas.
-Ángel: Anda va, vamos.
________
Al día siguiente por la noche

Todo estaba preparado para la tonta fiesta de mi tía Sam que había preparado en el jardín de casa.
Mientras pasaba toda la música al pen drive empezaron a llegar vecinos con sus hijos.
Llegaron Aída y Laura a la fiesta que les había invitado para no aburrirme cómo me suele pasar. Tampoco les veía desde hace más de una semana ya que he salido muy poco y con Aida no es lo mismo desde que le vi con Pablo.
Aida se acercó a mí.
-Aida: Mira si estas enfadada por lo de Pablo solo decirte que no hice nada. -dijo con un tono creído-
-Lucía: Déjalo estar anda. -dije olvidándome del tema-
-Aida: ¿Quieres que te sea sincera?
-Lucía: De verdad Aida deja...-me interrumpió-
-Aida: Al principio solo quería tu amistad por poder conocer a Pablo y llevarmelo a la cama, poder hacerle las mil y una travesuras que se me pasaban por la cabeza, ese hombre no es un hombre es de otro planeta, es el hombre más sexy que han visto mis ojos y cómo no, quería hacerle sudar. Al final conseguí deshacerme de ti una noche y poder ir a cenar con él y así luego poder ir al tema. Tras saber que te gustaba a mi no me importaba, yo seguía con mi plan. Cuándo por fin estaba casi desnudo tirado en su cama y borracho por mi culpa pensé en ti, en lo que me dijiste, que sentías algo por Pablo. Ahí fue cuando me di cuenta que eres una gran persona y que no quería perderte por nada en el mundo, me volví a vestir y me marché, dejando a Pablo semi desnudo en su cama y con la risa tonta. Lucía, creeme que he cambiado y que prometo no volver a joderte los planes nunca más, de verdad, te has convertido en alguien especial, me has demostrado demasiado. -dijo con los ojos llorosos-
Abrí mis brazos y le ofrecí un abrazo. Ella se acercó rápidamente a mi y me abrazó.
-Lucía: Gracias por contarmelo.

Narra Pablo

Mi familia y yo entramos dentro del jardín y había mucha gente picoteando con un vaso en la mano.
Los vecinos, cómo siempre se acercaban a mi por interés y me pedían que si podía firmarle una foto para su sobrina, sobrino, nieta, nieto, hija, hijo, abuelo, abuela y demás.
De pronto alcé la mirada y vi a Lucía salir de la puerta de su casa con Aida y Laura.
Al ver su sonrisa una pequeña punzada me dio en el corazón.
Vi a el Ángel ese que tan nervioso me ponía, me estaba mirando de arriba a bajo con una cara de subnormal.
Lucía se quedó mirándome fijamente y yo a ella. Cómo si compartiesemos una conversación de miradas.

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