Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

jueves, 16 de enero de 2014

Diecinueve.

Anteriormente.

-Pablo: Que amistad más bonita -me susurró entre una pequeña risa-
Nos quitamos la ropa interior y Pablo besaba mi vientre hasta subir sus besos a mi boca.
Acariciaba mi pierna mientras yo besaba su dulce cuello.
-Pablo: Un momentito...
Sacó su cabeza por el lado de la cama y abrió uno de los cajones de su mesita de noche.
-Pablo: Ahora sí -dijo con un preservativo en la mano-
Me reí y a la vez seguía robándole pequeños besos mientras se lo colocaba.
Se puso encima de mí y pude notarle dentro.
Pablo mordiendo su labio inferior y yo le acariciaba su pecho mientras salían de mi boca pequeños suspiros de placer.

                                  -Bonita forma de despedirse de la luna-

Narra Lucía

Me desperté a causa de que mi móvil comenzó a sonar. Con los ojos adormilados, saqué la mano de debajo de las sabanas y lo cogí.
-Lucía: ¿Quién? -dije con sueño-
-Borja: ¿Se puede saber donde estás? -dijo preocupado-
-Lucía: ¿Eh? pues en casa, tonto.
-Borja: Una mierda.
-Lucía: Cómo que n...
miré a mi al rededor y pude ver que esa no era mi habitación, era la de Pablo. Me giré y pude verle a él mismo durmiendo cómo un pequeño ángel.


-Lucía: Hostía...
-Borja: ¿Pasa algo? -volvió a decir preocupado-
-Lucía: Luego hablamos. -colgué rápidamente-
Me levanté rápidamente y me coloqué la ropa lo antes que pude.
Mientras iba caminando hacia la salida de su habitación me iba colocando las zapatillas dando pequeños saltitos hasta que entraran en el pie.
Bajé con mucha rapidez las escaleras y quise ir hasta la salida pero...
-Lucía: Mierda mierda mierda...
Me escondí rápidamente antes de que pudieran verme los padres de Pablo. Podrían pensar cualquier cosa ¿Qué hago yo si no a las nueve de la mañana saliendo de su casa?
Rápidamente y sin que me vean salí por una de las ventanas que llevaba a su jardín.
Salté por la baja ventana y Salva, el hermano mayor de Pablo se me quedó mirando muy sorprendido.
-Lucía: Encantada de conocerte. -intenté disimular-
Le sonreí falsamente y salté los arbustos hasta llegar a mi casa. Entré sigilosamente, sin hacer ruido alguno y subí hacía mi habitación.
-Sam: ¿Dónde estabas? -me dijo antes de que me adentrara en ella-
-Lucía: Anda, tía Sam, que te trae por aquí -dije nerviosa-
-Sam: Es...mi...¿casa? -dijo extrañada-  repito ¿donde estabas?
-Lucía: Pueeeeeeeeeees...
-Sam: TE HAS TIRADO A PABLO, LO SABÍA. -dijo muy convencida-
-Lucía: Joder, ¡Aun no he dicho nada Sam! ¡cómo lo haces!
-Sam: Esta vez no lo he adivinado -rió- Pablo llamó a las cuatro de la mañana para decirme que no me preocupe por ti, que estarías con él. Mira que mono que es que hasta me llama y todo para no preocuparme, yo de ti me casaba. -decía con los ojos iluminados de amor-
Resoplé y me senté encima de la cama quedándome muy pensativa. Mi tía se sentó a mi lado y me miró.
-Sam: Y que...
-Lucía: Y que que...-pregunté extrañada-
-Sam: ¿Lo hace bien?
-Lucía: El que...
-Sam: Los pasteles, para que me ayude en el trabajo, NO TE JODE. ¡PUES EL SEXO!
-Lucía: ¡TÍA SAM, POR FAVOR!
-Sam: No perdía nada por preguntar...
Volví a resoplar y quedó un largo silencio en mi habitación.
-Sam: ¿Y la tiene grande?
-Lucía: ¡SAM! -dije mientras me levantaba para irme de la habitación-
-Sam: EH, VALE, VALE, YO TAMPOCO TE CONTARÉ MIS COSAS CON LIGUES...-gritaba-
-Lucía: ¡NI QUIERO! -le devolví el grito-
Me tiré de golpe en la cama y me quedé pensando en lo ocurrido por la noche con Pablo. De pensarlo se me ponen los pelos de punta.
Mejor será que me duche, después de lo que paso ayer (...)
_________
Narra Pablo

La luz entrando por la ventana de mi habitación, mi sobrina riéndose mientras jugaba en el jardín, el sonido de los pájaros de la vecina de en frente y...¿Lucía?
Me giré rápidamente para ver si se encontraba a mi lado, pero parecía que todo lo había soñado.
Este momento me recordaba a una de las frases de ''En brazos de ella'': Pero al despertar, siempre desaparece, ella cree que en mi mundo no tiene su sitio y se arrepiente.
Estaba completamente desnudo, era imposible que fuera un sueño.
Me levanté y rápidamente me metí en la ducha, aun con la duda de donde se habría metido Lucía.
Al salir bajé a la cocina para desayunar algo, ya que tan solo eran las once de la mañana.
A cada rato, a cada momento pensaba en lo ocurrido con ella, no podía creer que aquello pasaría, pero pasó, así sin más. Me robó un beso, que más que robado, era esperado.
Mi piel con su piel fue de las mejores sensaciones que he tenido en mi vida.
Mi hermano entró por la puerta de casa y se quedó mirándome algo extrañado...
-Salva: Antes...a salido una chica por la ventana... -decía señalando asustado a la ventana-
Me reí sabiendo que podía haber sido Lucía con sus nervios por si le veía alguien de mi familia salir de mi casa.
-Pablo: Era la vecina, Lucía...-dije con una bonita sonrisa mientras me comía un buen bol de cereales-
-Salva: Ah, la vecina...ya...me contó algo Casilda. -rió- y límpiate la boca, comes como un cerdo -dijo pasándome una servilleta-
Le miré con cara de asesino a la vez que seguía masticando.
Casilda se adentró en la cocina a la vez que Salva se marchaba de ella y mi hermana se quedó mirándome muy sonriente.
-Casilda: Que...¿Ya estáis juntos? -decía emocionada-
-Pablo: ¿Lujudjskd y yojgodjgfd? -hablaba con la boca llena de cereales-
-Casilda: ¡TRAGA, CERDO!  -gritó-
-Pablo: ¿LUCÍA Y YO? -repetí cuando ya había terminado de comer-
-Casilda: Sí hijo sí, de novios, de pareja, de lo que sea...¿ESTAIS JUTOS? -preguntaba histérica-
-Pablo: No, creo...ni idea -dije sin saber la verdadera respuesta-
Mi hermana resopló y salió de la cocina algo malhumorada.
Ahora no sabía cómo hablar con Lucía de todo esto, ni cómo mirarle, ni cómo saludarle ni nada. Apenas sabía que hacer con mi vida en estos momentos, la verdad.
Esta noche ella me hizo sentir cómo si hubiera sido mi primera vez, cómo si fuera la primera vez que estoy totalmente piel con piel y mis labios con otros.
Recuerdo cada caricia que hacía que mis bellos se pusieran de punta, cómo sus dedos paseaban por mis costados y acariciaban mi barriga.
Recuerdo cada beso acabado en sonrisa o en una mordida del labio inferior.

Cuatro días después.
Narra Lucía

Sin decir nada a nadie, tan solo a mi tía Sam, me había ido a visitar a mis amigos de Almería y a mi familia de allí que ya echaba tanto de menos. Mi madre como siempre comiéndome a besos y preguntándome por Ángel.
Áxel, tan repelente cómo siempre, sonriéndome falsamente mientras que mis ganas por darle una hostia aumentaban.
Ya estaba de regreso a Málaga y sin quitarme de la cabeza a el señorito Alborán. Me había ido sin decirle nada y...sin hablar con él de lo ocurrido la otra noche.
No sé cómo mirarle cada vez que le vea, tampoco sé si hablar primero de lo que ocurrió y luego estar tan tranquilos, ya no tengo ni idea de nada.
Mi hermano me había venido a recoger y con el disco de Andres Suarez puesto en el coche, me iba relajando poco a poco hasta caer en un profundo sueño.

Al llegar a Málaga me esperaban Aida y Laura que andaban algo preocupadas por mí, ya que no les había avisado de que desaparecería por cuatro días.
Entre a mi jardín rápidamente y allí estaban ellas, sentadas en las hamacas esperándome mientras leían revistas de modas y todas esas chorradas que a mi nunca me han llegado a gustar.
-Lucía: Bien agusto estáis, eh. -reí-
Ellas se levantaron rápidamente a abrazarme y me llenaron de besos por todos lados.

Más tarde.

Por la noche me encontré más que sola. Estos días estaba siempre acompañada de alguien y ahora me encuentro en mi habitación sentada en mi cama observando cómo se movía la lampara de lava.
Me puse el bikini y sin pensarlo dos veces fui directa a la playa. Sí, a las nueve de la noche.
Bajé con la música puesta en el MP4 y al llegar me senté a observar el mar mientras la brisa veraniega penetraba en mi piel.
Tan solo habían dos personas al rededor mía...un hombre mayor con su perro y...Pablo.
QUE CASUALIDAD, pensaba en aquel momento. No se si era el jodido destino que quería que en esos momentos hablara con él o por que también le gusta venir por la noche a la playa.
Estaba a unos metros de mí sentado de piernas cruzadas en una toalla y con un libro en la mano...de poesía suponía.
Su mirada se clavó en la mía y sonrió. Yo rápidamente giré la cabeza muy nerviosa.
Escuchaba cómo se iba acercando, también escuchaba mi corazón acelerado.
Pablo sentado detrás de mi rodeo sus brazos por mi cintura y mis pelos se pusieron de punta.
-Pablo: ¿Dónde te habías metido? -dijo con una bonita sonrisa-
Me aparté y me senté a su lado, ya que me sentía algo incomoda por todo lo que había pasado.
-Lucía: Fui a...visitar a mi familia y...eso. -decía con los nervios recorriendo mi cuerpo-
El silencio invadía por momentos aquel lugar y Pablo se levantó de la arena y comenzó a marcharse de mi lado.
Me levanté con rapidez y le detuve.
-Lucía: Oye, deberíamos hablar. -dije algo seria mientras tragaba saliva-
Tan solo me miró y afirmó con la cabeza.

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