Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

sábado, 11 de enero de 2014

Dieciseis.

Anteriormente.

Mi familia y yo entramos dentro del jardín y había mucha gente picoteando con un vaso en la mano.
Los vecinos, cómo siempre se acercaban a mi por interés y me pedían que si podía firmarle una foto para su sobrina, sobrino, nieta, nieto, hija, hijo, abuelo, abuela y demás.
De pronto alcé la mirada y vi a Lucía salir de la puerta de su casa con Aida y Laura.
Al ver su sonrisa una pequeña punzada me dio en el corazón.
Vi a el Ángel ese que tan nervioso me ponía, me estaba mirando de arriba a bajo con una cara de subnormal.
Lucía se quedó mirándome fijamente y yo a ella. Cómo si compartiesemos una conversación de miradas.

Narra Lucía

Salí de casa y antes de bajar las escaleras observé a toda la gente que había en la fiesta con una sonrisa.
Rápidamente me fijé en esa persona que no era cómo las demás y que tanto había echado de menos verle. Pablo.
De pronto el giró la cabeza y me observó haciendo que sus ojos y los míos siguieran una misma línea continuaba que podía transportarme a otro lugar con él.
Ángel apareció de repente a mi lado y me cogió de la cintura posando sus labios en mi mejilla.
Pablo apartó su mirada y aun mi mente seguía pensando en sus ojos mirando los míos.
-Ángel: Venga vamos, no te quedes ahí parada. -decía mientras me empujaba poco a poco para que me adentre en la multitud-
Mientras, mi tía me presentaba a algunos vecinos que no conocía y me iba integrando más en esta fiesta que seguía pensando que era una tontería.
''Pero que gente más pija'' pensaba yo continuamente.
La hermana de Pablo se acercó a mi y se colocó en frente de mí.-
-Casilda: ¿Qué es de ti Lucía? -decía con una sonrisa de oreja a oreja-
-Lucía: Pueeeeees...ya me ves, aquí, cómo siempre. -dije sin saber que contestar a esa típica pregunta-
-Casilda: ¿Y el novio? -volvió a sonreír, pero esta vez se que era una pregunta con doble sentido-
Me quedé en completo silencio y miré a la mesa de comida.
-Lucía: ¿Pinchito de tortilla? -dije cogiendo el plato y ofreciéndole-
Casilda cogió el plato y lo dejó encima de la mesa.
-Casilda: No me tomes el pelo. -dijo seria- ¿No ha hecho nada más, no? -preguntó preocupada-
-Lucía: No, tranquila. -dije suspirando-
-Casilda: Lucía quería decirte algo y espero que te entre bien en la cabez...-Aida apareció interrumpiendo la conversación-
-Aida: Hola Lucía, ho la...¿tu nombre? -rió-
-Casilda: Soy Casilda, hermana de Pablo...Alborán. -rió mientras le daba dos besos presentándose-
-Aida: Ah, bien, entonces ya me caes bien. -rió-
-Casilda: Bueno..emm...ya hablaremos Lucía -se marchó-

Mi tía cogió un micrófono y cómo una tonta comenzó a decir ''probando probando''...a saber que iba a decir ahora.
-Samanta: Bueno, solo quería decir que gracias por haber venido todos cómo el año pasado, que en paz descanse Marisa y nada, que quería dar una pequeña sorpresa a mi sobrina Lucía, que aun que sea algo gritona cómo sabrá Carmen -dijo señalando a la vecina de en frente- pues...la convivencia con ella es muy buena y sabe que me tendrá para todo. Espero que te guste mi sorpresa...
El corazón se me paró al ver entrar por la puerta del jardín a Míriam, la que era mi mejor amiga en Almería.
-Miriam: ¡¡Lucía!! -se acercó corriendo hacía mi para darme un abrazo-
Me aparté y le dejé los brazos vacíos sin un abrazo mio.
-Miriam: ¿QUÉ OCURRE? -decía mientras todos nos miraban-
-Lucía: ¿De qué vas? -dije enfadada-
-Miriam: HE VENIDO A VERTE.
-Lucía: Vete a la mierda Miriam, VE. TE. A. LA. MI.ER.DA.
Todos nos miraban sorprendidos y Aida se acercó para saber que es lo que ocurría.
-Aida: Lucía tranquilizate, estan todos mirandote extrañad...-le interrumpí-
-Lucía: ¿Tranquilizarme? Esta persona -dije señalando a Miriam- ESTA PERSONA A PASADO DE MI EN TODO UN MALDITO MES QUE ESTOY AQUÍ, POR CADA DÍA QUE PASABA ERA UNA PUTA PROMESA ROTA SUYA. NI UNA LLAMADA, NI UN WHATSAPP NI UNA CARTA NI NADA. ¿MEJORES AMIGAS? Y UNA MIEEEEEEEEEER....
-Borja: Lucía cálmate por favor.
-Lucía: DEJARME EN PAZ. -Salí a la calle y me fui a darme una vuelta- GRACIAS TÍA SAM, PERO TE HAS EQUIVOCADO ESTA VEZ. -grité-
-Samanta: Bueeeeeeeeeeeeeeeeeno, QUE SIGA LA FIESTA VA VA VA. -decía para disimular-

Narra Pablo

Me quedé algo asombrado por lo que había pasado en esos momentos con Lucía y aquella chica que había parecido por sorpresa en la fiesta.
Aida se acercó a mí y se quedó quieta delante mía.
-Pablo: ¿Qué ocurre? -pregunté extrañado-
-Aida: Solo quería pedirte perdón, por la otra noche -decía apenada-
-Pablo: Tranquila, intentaré olvidar que había una caja de condones encima de mi cama. -reí-
-Aida: Lo siento de verdad. -rió-
-Pablo: Ven anda. -abrí mis brazos para regalarle un bonito abrazo-

El novio de Lucía no me quitaba el ojo de encima en toda la fiesta.
Pasé por su lado y cogí comida de la mesa.
-Pablo: Yo de ti dejaría de mirar tanto e iría detrás de tu novia para ver si se encuentra bien, que es lo que hacen los novios. -dije mientras comía-
-Ángel: A ti que te importará lo que haga con mi novia -dijo riéndose-
-Pablo: No sé, si le quieres tanto se supone que te tendrías que preocupar por ella ¿no? -dije levantando una ceja-
-Ángel: Tu que sabrás de novias si eres gay. -rió- preocúpate de escribir tus mariconadas y déjame en paz.
-Pablo: O también podría preocuparme en denunciarte por maltrato ¿no? -dije devolviéndosela de una forma dolorosa-
-Ángel: Eso no es asunto tuyo -me respondió dando un trago a su copa-
-Pablo: Cuando digas algo coherente, me avisas y hablamos tranquilamente. -me fui hacía otro lado dejándole con la palabra en la boca-

Narra Lucía.

Volví a la fiesta después de que el cabreo se me haya bajado del cuerpo.
Cuándo entre dentro pude observar a Pablo subido al pequeño escenario que se apaña mi tía para las fiestas.
De pié con su guitarra y con su voz que me deja la piel de gallina, cantaba una bonita canción cuyo nombre no recordaba hasta que llegó el estribillo.
Quién.
Mientras su boca iba pronunciando las frases de la canciones yo me iba perdiendo en su mirada y en su forma de olvidarse de todo y quedándose solamente junto a la música.
''Quién abrirá la puerta hoy, para ver salir el sol'' cantaba Pablo mientras sus ojos se fijaban en los míos.


Simplemente sonreí y seguí escuchando esa preciosa canción.
Al terminar me adentre en mi casa antes de que Miriam volviera hacía mí. Dejando la estúpida fiesta a un lado, subí hacía mi habitación aislándome del mundo hasta que sea otro día.
Cogí mi cámara de fotos y comencé a ver todas las fotos que tenía almacenadas en la cámara.
De pronto pasé la foto y vi una de Pablo riéndose, otra sacando la lengua, otra haciéndose el vizco, otra intentado cogerme la cámara. Recordé el día que estuvo por la noche consolándome por lo de Ángel y una sonrisa comenzó a salir de mi rostro.
No puedo seguir con esta relación de mentira, nada más a pasado una semana y media pero me a sobrado para darme cuenta que no necesito a Ángel ni más tonterías.
Pude estar sin Ángel varias semanas y podré estarlo el resto de mi vida.
Al momento tocaron a mi puerta y Casilda se asomó.
-Casilda: ¿Puedo? -dijo con una sonrisa-
Afirme con la cabeza y ella se sentó en el borde de mi cama junto a mi.
-Casilda: Haces bien en quedarte aquí -decía acariciandome el brazo-
-Lucía: Lo sé. -reí-
Ella cogió mi cámara y vio la foto de Pablo.
-Casilda: Podrías pasarmela al móvil. -rió-  es demasiado graciosa.
-Lucía: No soy tan mala. -reí-
El silenció invadía mi habitación cómo casi siempre.
-Casilda: Podrías hablar con Pablo -añadió haciendo que el silencio se esfumara-
-Lucía: Podría...pero tengo miedo.
-Casilda: ¿A que si se puede saber? -preguntó levantando una ceja-
-Lucía: A que no quiera saber de mí. En el tema de Ángel el me a apoyado mucho y yo sus consejos los he pisoteado en cuanto volví con Ángel. -dije con un nudo en la garganta-
-Casilda: Sabes que hiciste mal en volver con él.
-Lucía: Toda persona merece una oportunidad...
-Casilda: Pero no ese tipo de personas...-añadió a mi anterior frase-
Volvió el silencio dentro de estas cuatro paredes agobiantes.
-Lucía: No quiero estar con Ángel...
-Casilda: Lo sé...
-Lucía: Tú siempre lo sabes todo. -reí-
-Casilda: Te gusta mi hermano -añadió-
-Lucía: ¿Por qué dices eso? -comencé a ponerme nerviosa-
-Casilda: La forma en cómo le miras y en cómo le sonríes, esas cosas las chicas lo vemos. He vivido eso muchas veces cuando era más joven, no miras a todos de la misma forma. -decía mirando hacía el balcón-
Bajé la cabeza y me quedé mirando mis pies mientras jugaba con ellos creando de nuevo un silencio.
-Lucía: No se lo digas, por favor. -le dije algo asustada-
-Casilda: No tengo por qué, pero quiero que se lo digas tú. -me miró sonriente-
-Lucía: No puedo...no, no puedo. -dije con miedo-
-Casilda: ¿POR QUÉ? -dijo sorprendida-
-Lucía: ¿Y ÁNGEL? -alcé la voz- No, no puedo.
-Casilda: No me jodas que le tienes miedo...
-Lucía: No, si quieres...-dije nerviosa-
Me levanté de la cama y me asomé al balcón.
-Lucía: No me jodas...-me quedé paralizada-
-Casilda: ¿Qué ocurre? -preguntó extrañada-
-Lucía: Ven, tienes que ver esto...-dije mientras un escalofrío pasaba por mi cuerpo-
Ella salió a mi balcón y pudo ver lo mismo que mis ojos veían.
-Casilda: El destino te lo a dejado a huevos...
Desde mi balcón podía observar la calle de fuera de mi casa y allí se encontraba Ángel, pero no solo, con Míriam, besándola.
Salí de mi habitación y bajé rápidamente las escaleras.

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