Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Ocho.

Anteriormente.

Casilda bajó las escaleras riéndose y yo avergonzada me quedé quieta y seguí sonriendo.
De pronto Pablo abrió su puerta y me hizo una pequeña cosquilla en el costado.
Pegué un pequeño chillido y me giré rápidamente.
-Pablo: ¿Qué haces aquí? -sonrió-

Narra Pablo
Escuché hablar justo detrás de la puerta de mi habitación y salí para ver de quien se trataba.
Abrí la puerta y era Lucía. Se encontraba de espaldas a mi puerta. Le reconocí por su pelo moreno y liso.
Por hacer la gracia puse mis dedos en sus costados y hice una pequeña cosquilla provocando que pegara un pequeño chillido y salto.
-Pablo: ¿Qué haces aquí? -pregunté sonriente y sorprendido-
Ella se giró rápidamente algo asustada.
-Lucía: Tu hermana me invitó a pasar. -dijo nerviosa-
-Pablo: ¿Se te han vuelto a perder las llaves? -reí-
Ella me miró con cara de asesina y rió.
-Lucía: No, esta vez no. -resopló-
-Pablo: ¿Entonces...? -pregunté extrañado-
-Lucía: Solo que...-se empezó a poner aun más nerviosa de lo que estaba- Mejor me voy ya.
Ella se dio media vuelta y bajó las escaleras rápidamente.
-Pablo: Espera ¡oye! -gritaba mientras le seguía- ¿Pero que pasa?
-Lucía: Buenas noches a todos -le dijo a mi familia muy sonriente y nerviosa y salió de mi casa-
Salí fuera y ella saltó los bajos arbustos que separaban nuestros jardines.
-Pablo: Buenas noches, entonces. -dije algo asombrado por la prisa que le había dado en esos momentos-
Ella me sonrió y se metió dentro de su casa sin decir palabra alguna.
Me adentré de nuevo a mi casa aun con la duda de por qué estaba en mi casa.
De repente tocaron al timbre y salí a abrir la puerta exterior para ver quien era.
Abrí la puerta y ahí estaba Daniel, uno de mis amigos de la adolescencia que no hemos perdido mucho el contacto.
-Pablo: ¿Qué haces aquí a estas horas tío? -dije chocando su mano-
-Daniel: Una tía me a dejado plantado y no quiero llegar a mi casa y que mis compañeros de piso se rían -dijo riéndose- Y pues de paso he venido a verte muchacho.
Nos adentramos dentro de casa y subimos a mi habitación.
Estuvimos un buen rato hablando y contando experiencias, ya que hacía varias semanas que no nos veíamos.
-Daniel: Pero mira lo que tenemos aquí...-dijo acercándose a la ventana- Una buena moza desnudándose delante de tu ventana.
Me asomé a la ventana y vi a Lucía en su habitación con solo un sostén en la parte superior.
Empecé a ponerme colorado y cerré la cortina para que Daniel no siga viendo nada.
-Daniel: ¿Tienes nueva vecina y no me dices nada? -rió- Anda abre la cortina.
-Pablo: No, no hay que espiar a la gente de esa forma y menos si esta en ropa interior, por quien me has tomado. -me puse nervioso-
-Daniel: ¿ENSERIO PABLO? ¿ENSERIO? La fama te afecta, eh. -reía-
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Al día siguiente.
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Narra Pablo

Tras haberme despertado a la una de la tarde ya que Daniel no se fue hasta las tres de la mañana por no quedar mal con sus compañeros de piso, decidí salir a dar un paseo por las calles de Benalmádena con mi gorra y mis gafas, que según mi hermana, se me sigue reconociendo.
Salí de casa y habían dos chicas que sus caras me sonaban bastante.
-Pablo: Hola, buenos días. -les dije con una sonrisa-
La chica rubia se me quedó mirando con una sonrisa muy muy muy grande que me llegó a dar miedo.
De pronto salió Lucía por la puerta y se me quedó mirando algo sorprendida.
-Lucía: Buenos días. -me dijo nerviosa-
-Pablo: Buenos días Lulú. -le dije con una gran sonrisa-
-Aida: Pablo, yo soy Aida, modelo y con dinero. -rió-
-Pablo: ¿Cómo sabes mi nom...ah claro -reí- siempre se me olvida que ya soy reconocible. Em..encantado Aida -le di dos besos en la mejilla-
La pelirroja se quedó mirándome muy nerviosa sin pronunciar palabra alguna y se metió dentro del coche.
-Aida: Se pone muy nerviosa cuando ve a un famoso -ríe- Bueno Lucía ¿nos vamos?
Lucia afirmó con la cabeza sin más
La tal Aida seguía mirándome de arriba a bajo y me guiñó un ojo. Solo pude sonreirle y seguir mi camino.
-Aida: ¿Te apetece venir con nosotras a comer? No sé, pregunto.
Me quedé mirando a Lucía y pensé en que si iria con ellas habría más comunicación entre los dos y dejaría de huir de mi cómo pasó ayer a la noche.
-Pablo: Me parece bien. -sonreí- Os sigo con el coche.
Me adentré en mi coche y ellas en el suyo y seguí su recorrido por las calles para llegar al fin a ese sitio donde querían comer.
Bajé del coche y vi de lejos a Sergio, otro de mis amigos de la adolescencia y que hacia más de un mes que no veía. Ultimamente o estaba yo desaparecido, o ellos lo estaban.
-Pablo: ¡SERGIO, MOZO! -dije con una gran sonrisa en la cara y gritándole-
-Sergio: PABLO, TÍO DEL TUTÚ -rió-
Se acercó a mi y me dio un buen abrazo y me chocó la mano sin más.
-Sergio: que te trae por este parking -rió-
-Pablo: Voy a comer con unas amigas ahí mismo -dije señalando el local-
-Sergio: Hostia...y que bien que están las amigas. -dijo mirando de arriba a bajo a las tres-
-Pablo: No vas a cambiar, eh. -le pegué un pequeño puñetazo en el hombro- ¿Vienes a comer con nosotros?
-Sergio: Pues mira, sí, me apunto. -sonrió- ya no tenía nada que hacer, y no me vendría nada mal una buena muchachita -rió-
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Narra Lucía
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-Aida: Lucía ¿me acompañas al baño por favor? -dijo muy sonriente-
Afirmé con la cabeza y me dirigí hacia el baño junto a ella.
Comenzó a mirarse en el espejo y demás.
-Aida: Cuentame, que sabes de Pablo. -me dijo seria-
-Lucía: Es mi vecino y...se que es cantante.
-Aida: OH, NO ME DIGAS -rió- Ahora en serio...
-Lucía: Apenas se cosas de él, él sabe más de mí que yo de él. -agaché la cabeza-
-Aida: Bueno, pues entonces ya pensaré otra cosa. -Dijo mientras salia del baño-
Me quedé extrañada por esas preguntas sobre Pablo. Lo único que pensaba es que Aida quiere ligar con él y claro, es evidente, Pablo es demasiado guapo, humilde y...CALLA LUCÍA.
Salí del baño y volví a sentarme en la silla.
Aida, Laura, Pablo y Sergio hablaban tranquilamente y yo sin decir palabra alguna pensaba en mi familia. Ni si quiera me han llamado, y llevo ya cinco días aquí. Miriam tampoco me ha llamado, sí, Miriam, mi mejor amiga, la misma persona que me dijo que aun que me vaya la amistad seguiría en pie.
Un nudo en la garganta comenzó a formarse y salí a tomar el aire para que no pudieran ver como derramo lágrimas.
Los cuatro se me quedaron mirando algo extrañados. Me senté en unas escaleras que habían a la salida y saqué un cigarro de mi bolso. Yo no soy de fumar, pero siempre llevo uno encima por si estoy agobiada. No se si fumarse dos a la semana es fumar.
Comencé a llorar ya que la mudanza a lugar no me ha ido tan bien como yo me esperaba.
Volví a entrar dentro y sonreí como si nada.
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Por la noche
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Mi hermano y yo nos encontrábamos con el bañador puesto sentados en la mesa del jardín con Shadow, el perro. Hacia tiempo que no mantenía una conversación larga con él, sobretodo si hablamos de familia.
-Borja: Me voy pa' dentro que me van a comer los mosquitos. -rió- Y si tu sigues en bikini te van a comer más.
-Lucía: Me van a comer pero de lo buenorra que esta tu hermana. -reí- que va.
Yo me quedé fuera con el perro jugando a la pelota.
-Pablo: Chss chss Lulú. -rió-
Me giré rápidamente y ahí estaba Pablo, en su jardín mirando como  hacía la tonta con el Pastor Alemán de mi hermano.
-Lucía: Te han caído bien mis amigas, eh. -le sonreí-
-Pablo: Son muy majas, sí. -sonrió-
-Lucía: Pues échate a alguna de novia. -le guiñé un ojo-
-Pablo: Para eso ya te tengo a ti. -sonrió-
Se me paró el corazón en ese instante.
-Pablo: Que es broma -rió- no me mires así.
-Lucía: Ya, yo también te tengo a ti...para cuando se me olviden las llaves. -se la devolví y me di media vuelta para entrar en casa-
-Pablo: Te lo has ganado...-rió-

Pablo saltó los arbustos que nos separaban y me cogió en brazos.
-Lucía: ¡¡QUE HACES, SUELTA!! -gritaba-
Me llevó hasta su jardín y me tiró a la piscina.
-Pablo: Ahora que. -se agachó para verme metida en la piscina-
-Lucía: Se me a metido mucha agua por la nariz -dije muy agobiada-
Pablo se acercó mas a mi para sacarme y cogí su mano, estiré de ella e hice que cayera junto a mi al agua.


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