Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

martes, 17 de diciembre de 2013

Cinco.

Anteriormente.
Le miré con cara de asesina y cogí mi móvil para ver la hora.
6 Whatsapp de Ángel preguntándome que donde estaba.
-Lucía: Tengo que irme. -dije mientras rápidamente me levantaba de la cama-
-Pablo: Aún no son las dos...
Me asomé por la ventana de Pablo y vi que el coche de mi Ángel que estaba aparcado en mi entrada.
-Lucía: Ay joder...
Bajé rápidamente las escaleras y dije adiós sin más a la hermana de Pablo.
Él, rápidamente se asomo a la puerta.
-Pablo: ¿Que ocurre? -me gritó mientras corría por el jardín hacía la puerta de la salida de su casa-
-Lucía: Gracias por matar el tiempo conmigo -le agradecía gritando-
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Narra Lucia
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Salí de casa de Pablo Alborán lo más rápido que pude y sin hacer apenas ruido para que Ángel no pudiera escucharme salir.
Cerré sigilosamente la puerta del jardín
-Ángel: ¿Qué hacías ahí dentro?
Me giré lentamente y con una sonrisa falsa en mi rostro.
-Lucía: Hombre Ángel, cariño...¿Qué te trae por aquí...a....estas horas de la noche? -dije intentando disimular y algo extrañada por las horas que eran-
-Ángel: Tu hermano me a llamado para saber donde estabas...dice que te has ido de la fiesta esa y me preocupé, nada más, eso es todo. -dijo acercándose a mi y pasando su brazo por mi cintura-
-Lucía: Es fiesta era un completo tostón -reí- eeeeeeeeeeeeem...¿Por casualidad no tienes llaves de casa, no?
-Ángel: Tutía te dijo que las escondía debajo de la maceta ¿No?
De pronto sentí que era algo estúpida por no acordarme de lo que me dijo Sam al llegar por primera vez a casa.
Con cara de idiota me agaché para coger las llaves de debajo de aquella maceta y Ángel y yo nos adentramos en la casa.

Él, llevaba un rato mirándome de arriba a bajo y dando vueltas por el salón.
-Lucía: ¿Ocurre algo? -me reí-
-Ángel: Nada...solo que...estamos solos. No voy a añadir nada más, lo dejo caer. -me dijo con un tono sensual-
Fui hacia él y le empuje sobre el sofá.
Comencé a darle pequeños besos por el cuello haciendo que la mutua temperatura comenzara a subir y subir.
Él, fue subiendo mi camiseta hasta poco a poco ir deshaciendose de ella.
Me cogió en brazos y me subió hasta mi habitación, hasta quedar en mi cama tumbados, y todo ello sin dejar de besarnos.
-Ángel: Ya te tenía ganas. -me susurró al oido-
Yo, sin pronunciar palabra alguna, agarré su cuello y comencé a besarlo.
-Ángel: Me vas a decir que hacias en la casa de al lado -dijo mientras le seguía besando el cuello-
Me aparté rápidamente de él y me levanté de la cama hasta coger mi camiseta de tirantes del pijama.
-Lucía: Ya lo has jodido. -resoplé-
Fui hacia el baño para lavarme los dientes.
-Ángel: ¡Oye oye oye! Dime al menos que hacías allí ¿por qué tanto misterio? -preguntó muy enfadado-
-Lucía: QUE MÁS DA. -dije con la boca completamente llena de pasta de dientes-
Sabía perfectamente que si le contaba que había estado con el mismísimo Pablo Alborán en su habitación por que soy una completa despistada y se me habían olvidado las llaves se enfadaria y se pondría aun más celoso de lo que se esta poniendo ya.
-Ángel: Paso, me largo.-dijo muy enfadado-
-Lucía: ¿Enserio Ángel, enserio? -dije sin creerme que se había enfadado-
Él bajó las escaleras y salió de mi casa dando un portazo.
-Lucía: ADIÓS. -dije enfurecida-
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Al día siguiente
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Me levanté de mi fría cama y no había nadie en casa, solo encontré una nota en la nevera en la que ponía:

Ya que hoy no vas a venir a ayudarme en la pastelería, me gustaría que riegues las plantas y el césped con la manguera del jardín. Ahora mismo estarás pensando que soy un poco hija de puta, pero es lo que hay. COME ON, A QUE ESPERAS.
Con mucho amor: Tu tía Sam.

Resoplé lo más alto que pude.
Me coloqué la parte de arriba del bikini para salir al jardín a regar y puse Máxima FM para levantarme un poco los ánimos y las pocas ganas de hacer esa tarea.
-Lucía: Manos a la obra Lucía -me dije a mi misma-
Con la manguera ya en las manos, comencé la tarea.
Escuché unos pequeños gritos de una pequeña niña que venían del jardín de la casa de al lado.
Me asomé por los bajos arbustos que separan nuestras casas.
Ahí se encontraban Pablo, su hermana y una pequeña niña en la piscina.
-¡A POR ÉL! -decía la pequeña mientras iba nadando con unos manguitos a por Pablo-
Se veían a los tres muy unidos. Adoraba ver ese tipo de escenas.
De pronto Pablo salió de la piscina y me quedé mirándole de arriba a bajo algo disimulada mientras se me hacía la boca agua observando su cuerpo.
Reaccioné lo antes que pude y seguí regando el césped.
-Pablo: Buenos días Lulú. -me dijo asomándose a mi jardín-
Tanto me asusté que la manguera se me fue y me mojé el cuerpo entero. De arriba a bajo señores.
Alborán comenzó a reírse mientras yo no podía coger la mangera.
-Pablo: ¿Te encuentras bien? -rió-
Afirmé con la cabeza, sonreí como pude y disimuladamente me metí dentro de casa toda mojada y avergonzada.

Mi movil comenzó a sonar y rápidamente fui a contestar.
-Lucía: ¿Si?
-Aida: Hola Lucía, soy Aida, la modelo de anoche ¿me recuerdas? -me decía muy contenta-
-Lucía: Ah...sí...dime. -dije algo despistada mientras miraba por la ventana la imagen de Pablo y aquella niña-
-Aida: Quería preguntarte si te apetece ir a tomar algo esta tarde por el paseo de la playa conmigo y con una amiga ¿Qué te parece la idea? digo, no sé, me caíste bien. 
-Lucía: Vale, me parece bien. -dije con pocas ganas-
-Aida: Dime tu dirección y paso a por ti a las siete ¿te parece? -dijo entusiasmada-
Le comenté donde vivía y sin más remedio continué regando el jardín.

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Por la tarde
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-Aida: Y yo le dije: ¿Sabes? creo que mejor paso de ti, eres muy aburrido y él se echó a llorar -rió-
Después de una hora que Aida no paraba de hablarme de todos sus novios y rollos de noche decidí poner una escusa y marcharme de allí lo antes posible.
-Lucía: Chicas, mi hermano me ha mandado un Whatsapp y tengo que ir a la farmacia a por unos medicamentos..que...se a puesto malo.
-Aida: Te acompañamos ¿verdad Laura? -le miró con cara de asesina-
-Lucía: No de verdad, no os preocupéis -decía intentando deshacerme de ellas-
-Aida: ¿Volveremos a vernos? -me dijo muy contenta-
-Lucía: Claro...em...sin problema...cuando tu quieras. -sonreí falsamente-
-Aida: MAÑANA. -sonreía- 
-Lucía: A lo mejor mañana Laura no puede -dije nerviosa-
-Aida: Mañana Laura si que puede ¿VERDAD LAURA? 
La joven pelirroja que conocí en la primera fiesta afirmaba con la cabeza. No sabía que las dos chicas que conocí mis dos primeros días eran muy amigas.
-Lucía: Adiós chicas, ya nos veremos. 
Salí de allí lo antes posible cogiendo un taxi para volver a casa.

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Narra Pablo
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Después de tres meses que llevo de descanso de mi larga y mágica gira y de tantas entrevistas, me he dado cuenta que necesito a mi familia musical más que a nada.
Salí de mi estudio de componer unas horas y aproveché que ya se estaba haciendo de noche para salir al jardín a hacer algo de ejercicio.
Cogí la pelota de baloncesto y comencé a hacer unas ganastas hasta que mis brazos y piernas me digan BASTA.
Escuché unos gritos que venían de fuera y me asomé a la puerta.
Era la nueva vecina, la sobrina de Sam, que estaba discutiendo con un chico rubio de ojos verdes.
Sin que me vieran estuve mirando y escuchando las discusión que estaban teniendo.
Asomé poco a poco la cabeza y vi cómo aquel chico le agarró del brazo apretándole y haciéndole marca.
Lucía entró muy rápido y cerró la puerta del jardín, yendo llorando rápidamente hacía su casa.
Salté los arbustos que separaban nuestros jardines y fui tras ella.
-Pablo: ¡Oye, eh! -le grité por atrás-
Ella se sentó en las escaleras que llevaban hasta la puerta de la casa y llorando fue desahogándose.
Me senté a su lado y quité sus suaves manos de su cara  para animarle.
-Pablo: ¿Que ocurre?
-Lucía: A ti que más te da -me dijo apartando mi manos de las suyas-
-Pablo: Cuéntame que a ocurrido y no llores más, anda. -le dije apenado-
-Lucía: ¡Deja de preocuparte por mi si soy una desconocida para ti! -me gritó llorando-
Se levantó y se dirigió dentro de su casa dejando la puerta abierta.
Yo me quedé aun sentado en la entrada de su casa y reaccioné de pronto al escuchar un portazo dentro de ella.
Entré sigilosamente en la casa y subí las escaleras que llevaban hasta las habitaciones donde ella tendría que estar en esos momentos.
Entré dentro de una habitación de color marrón y bien amueblada. Vi que allí no se encontraba pero decidí esperarle.
Me fijé rápidamente en el bloc de dibujo que había dejado abierto encima de la cama.
Me quedé completamente mudo al ver que me había dibujado a mi cogiendo en brazos a mi sobrina.
De pronto entró ella en su habitación y se quedó mirándome sin pronunciar palabra alguna.
Reaccionó y me quitó el bloc de dibujo de mis manos.
-Lucía: Que narices haces aquí -me dijo con un tono aun lloroso-
-Pablo: Sea lo que sea que te haya pasado no mereces llorar por esa persona. La misma persona que te ha hecho ese morado en el brazo. No llores, nadie merece ver tus lágrimas, ni si quiera yo que soy para ti un completo desconocido, o quizás el vecino pesado como estarás pensando ahora.
Ella se quedó mirándome y poco a poco se tumbó en su cama y siguió llorando.
-Lucía: No entiendo por que te preocupas por mi si te trato mal.
-Pablo: Yo tampoco -reí-


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Narra Lucía
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No entendía el por qué Pablo Alborán estaba ahora mismo en mi habitación preocupandose por mi.
Tumbada en la cama me quedaba mirando hacia el techo pensando en lo que acababa de ocurrir con Ángel. Los celos se apoderaron de él ya que le conté que pase varias horas con Pablo.
Pablo se tumbó poco a poco a mi lado hasta quedar los dos mirando hacia arriba mirando el mismo techo.
Me giré hacia su lado y él hizo lo mismo, regalandome una bonita sonrisa.


-Pablo: Siento ser tan pesado -añadió junto al silencio- Pero hay algo en mi que me dice que eres diferente y tan solo te conozco de tres días, pero la mirada de una persona lo dice todo.
Poco a poco fui levantando la comisura de mis labios mostrándole una de mis sonrisas.

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