Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

viernes, 6 de diciembre de 2013

Dos.

Narra Lucía
__________

Al llegar por fin a Málaga fui observando atentamente las bonitas calles de Benalmádena, era un lugar muy tranquilo y acogedor.
Ángel me dio la señal de que ya habíamos llegado a la casa de mi tía Samanta, donde vivía también mi hermano Borja y al que no veía hace más de tres meses.
Bajé del coche muy entusiasmada y me quedé mirando fijamente la casa. Era grande y bonita, mi tía invirtió todo su dinero en esa casa en la que perfectamente cabía una familia de diez personas, era preciosa.
Bajé de las nubes y toqué al timbre muy nerviosa.
Esperé que alguien me contestara pero a lo lejos vi como mi hermano corría hacia la puerta con una sonrisa de oreja a oreja y muy acelerado.
-Borja: AY DIOS, YA ESTÁS AQUÍ. -dijo con la voz muy alzada y mientras abría la puerta para que Ángel entrara el coche-
Al abrir la puerta salió con mucha rapidez a abrazarme.
-Lucía: Borja me haces daño...Borja...-comenzaba a agobiarme- ¡¡BORJA!! -grite riéndome-
Se separó de mi y soltó un largo suspiro de felicidad.
-Borja: Lo siento, perdóname por echarte de menos enana. -reía- ¿Entramos?
Mientras mi hermano saludaba a Ángel yo fui hacía la puerta y observando atentamente el jardín lleno de pequeñas estatuas, macetas de colores y una gran piscina que habían puesto hace poco por lo que veía.
Me adentre en la casa y atentamente observe el gran salón que tenía. Nadie se imaginaria que esta casa es de la famosa pastelera de Benalmádena.
Empecé a investigar más las figuras tan extrañas que habían por aquel salón.
-Samanta: CÓMO ME ALEGRO DE VERTE LUCÍA! -dijo mi tía mientras bajaba aquellas escaleras tan bonitas de caracol-
-Lucía: ¡Tía Sam! -dije entusiasmada-
Aceleré el paso para darle un cálido abrazo a mi tía, la persona que a partir de ahora me va a cuidar y dejarme quedar en esta gran casa, pero acogedora.
-Lucía: Te veo muy sexy, estas genial en serio, ESTUPENDA, los cuarenta y cinco años los llevas perfectos. -me reí-
-Samanta: No me hagas más la pelota, que te vas a quedar a vivir aquí ya sí o sí. -reía- Tu estas ya muy grandota, y con un cuerpazo increible, ¿Y ESTE PELO? que suave y que marrón claro más bonito. ¿Y esos ojos color canela? Tía estas echa una buenorr....-le interrumpí-
-Lucía: Sam, ya basta, que estas exagerando -me reí avergonzada-
-Samanta: Bueno, vale, vale, lo que usted diga. -reía- ¿Quieres ver tu habitación?
-Lucía: Me encantaría verla ya -reía- Esta maleta pesa mucho.
Seguí sus pasos por las escaleras hasta llevarme a una habitación grande, espaciosa, acogedora y perfecta para mi.
-Lucía: Creo que me he enamorado. -dije sorprendida-
-Samanta: Te dejé unos regalos encima de la mesa. -dijo entusiasmada-
Corriendo me dirigí hacía la cama y cogí la caja que había encima de ella. La abrí cuidadosamente.
-Lucía: AAAAAH -pegué un gran grito- ME ENCANTA ESTA CÁMARA....Y...UN BLOC DE DIBUJO, GRACIAS SAM, NO TENÍAS POR QUE HACERME ESTOS REGA....-me interrumpió-
-Samanta: Tómalo cómo una buena bienvenida. -reía-
Le abracé lo más fuerte que pude.
-Samanta: Ahora con esa cámara y ese bloc podrás seguir con tus hobbies, que ya me dijo tu madre que te robaron la cámara. -rió-
-Lucía: Por desgracia sí. -suspiré- GRACIAS DE VERDAD.
Le volví a dar uno de mis abrazos más sinceros.
-Samanta: Bueno vamos a bajo, y me presentas a ese chico que te lleva loquita. -me guiñó un ojo- ¿No se quedará aquí a vivir también no? -me miró con cara de asesina-
-Lucía: Es rico, tiene casas por todos lados. -reí-
-Samanta: Te los buscas bien, eh moza. -reía-
Bajamos al salón donde ya se encontraban mi hermano y Ángel sentados cada uno en un sillón de la sala.
Mientras mi tía y Ángel se saludaban y hablaban yo seguía investigando aquella gran casa que tan alucinada me había dejado.
Mi hermano se acercó a mi mientras yo observaba los cuadros de familia que se encontraban colgados por las paredes de un largo pasillo.
-Borja: Esta noche me han encargado que haga algunas fotos en el desfile de modelos que hay por el puerto ¿me acompañas? -me dijo con cara de bueno-
-Lucía: Encantada. -le sonreí- y así conozco más Benalmádena, no tengo ni idea de este sitio. -reí-
-Borja: Vale pues a las ocho y media quiero que estés preparada para marcharnos, eh. -me guiñó un ojo-
-Lucía: Tienes suerte de trabajar con tía Sam en la pastelería y a parte que te paguen por hacer lo que te gusta, la fotografía, tienes mucho morro. -le di algunas palmadas en la cara-
-Borja: Ángel también me ha dicho que viene, pero él nos espera ya en el puerto. -dijo mientras cogía una magdalena de la cocina-
________________________

Por la noche.
___________

-Borja: NO TE LO VUELVO A DECIR, LUCÍA, BAJA YA, NOS TENEMOS QUE IR.-gritaba mi hermano desde la planta de abajo-
-Lucía: QUE YA VOY PESADO. -grité-
-Samanta: Vamos a ver ¿PERO ESTO QUE ES? ¿EL PRIMER DÍA Y YA ESTAÍS CON GRITOS LOS DOS?
-Borja: ¡tengo que estar a las ocho y media en el puerto y son y veinte! -empezó a ponerse histérico-
Bajé rápidamente las escaleras.
-Lucía: Anda vamos cacho atontao'. -dije enfadada-
-Borja: ¿Y para eso tardas tanto? ¿Para ponerte unos pantalones cortos, unas converse y una simple camiseta de tirantes?
-Lucía: NO VOY A IR EN TACONES.
-Borja: Deberías, allí son todos muy pijos. -dijo con un tono de burla-
Fui a cambiarme de zapatillas pero mi hermano me detuvo cogiéndome del brazo y llevándome hasta la puerta.
-Borja: Ya no hay tiempo, vamos.

Subí al coche y mientras íbamos de camino al puerto observaba por la ventana las bonitas calles.
Al llegar a aquella fiesta me reencontré con Ángel que nos esperaba en un punto exacto.
-Borja: A las once en casa, eh, no te me vayas a perder. -reía-
Mi hermano me dejó con él y fue a hacer su trabajo.
Ángel me presentó a algunos chicos que iban a ser sus próximos compañeros de trabajo cuando empezara el próximo día a trabajar en la empresa de su padre.
Le dejé a él con sus amigos y fui a investigar a aquella fiesta más a fondo.
Miré hacía la pasarela y habían unas preciosas modelos desfilando con mucha delicadez y precisión. Adoraba la ropa que llevaban por mucho que luego no me la pusiera.
-Son guapas, eh.
Escuché esa voz a mi izquierda y giré mi cabeza para ver de quien se trataba.
Una chica pelirroja natural con gafas y un bonito vestido era la que me había hablado.
-Lucía: La verdad es que sí. -contesté con verguenza-
-Soy Laura, encantada. -se acercó a darme dos besos y los acepté-
-Lucía: Yo soy Lucía, Lucía De La Torre para ser exactos. -sonreí-
-Laura: Eres nueva aquí ¿verdad? -me preguntó mientras me ponía ponche en un vaso-.
-Lucía:  ¿Cómo lo has sabido? -pregunté extrañada-
-Laura: Aquí todos conocemos la cara de todos. -reía mientras seguía mirando a la pasarela-
Le miré extrañada y continué viendo como las modelos desfilaban.
-Laura: Aquí tienes mi número, por si por cualquier cosa me necesitas de guía turística. -reía-
Aquella chica fue desapareciendo entre la multitud y yo seguí extrañada por lo que acaba de pasar.

4 horas después.

Me acordé que a las once mi hermano me esperaba en casa, ya que yo no conozco mucho Benalmádena y no podía estar mucho tiempo por aquí.
Tras tres veces que me he separado de Ángel para seguir investigando la fiesta, le volví a buscar pero no le encontré.
Empecé a preocuparme, ya que no sabía como volver a casa y mi hermano no podía llevarme.
-Lucía: ¡Eh, eh, oye! -le grité desde lejos a uno de los compañeros de Ángel- ¿Dónde está Ángel?.
-Se ha ido hace veinte minutos. -dijo tranquilamente-
Bien, Ángel me había dejado tirada en aquella fiesta y yo no sabía como volver. No sabía ya como cagarme en su madre, por decirlo bruscamente.
Empece a ser Lucía, la del mal humor que le viene de su padre.
Salí de allí lo antes que pude y fui preguntando a gente que cómo podía llegar a la calle Valiente.
La gente iba indicándome y yo seguí corriendo por unas oscuras calles donde no había ni un alma.
Crucé una calle sin mirar si algún coche podía pasar, ya que no había nadie.
De pronto vi como una luz me cegó los ojos.
Me quedé completamente quieta sin saber que hacer.
El coche pegó un gran freno que llegó a pegarme un diminuto golpe en la cadera.
Pegó un pitido muy alto que por poco me dejaba sorda, por decirlo de esta manera.
Yo, con la cara completamente tapada, me quité las manos para ver.
Empecé a enfurecerme ya que ese coche había visto que estaba pasando y no frenaba.
-Lucía: ¿TU ERES SUBNORMAL? -le grité con muy mal genio-
Le pegué una patada a la parte delantera del coche y salí de allí.
Un chico salió del coche algo preocupado.
-OYE, EH. -me gritó mientras yo seguía caminando-
Se acercó a mi y me cogió del brazo dejando el coche en medio de la carretera y con las luces encendidas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario