Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

jueves, 6 de marzo de 2014

Treinta y tres.

Anteriormente
Miré a Aida y lo único que recibía de ella eran malas miradas y silencios incómodos.
Me acerqué y tan solo se dio la vuelta para no mirarme la cara.
-Lucía: ¿Qué ocurre? ¿He hecho algo mal? -pregunté nerviosa.
-Aida: Pensé que eramos amigas y nos lo contaríamos todo. Pensé que no habrían secretos. Pero me entero que tienes una relación con Pablo y nuestra amistad se va a la mierda.
-Lucía: Cómo te has ente...es igual...-me interrumpí a mi misma- Pensaba contártelo, de verdad...-dije arrepintiéndome.
-Aida: Eso ya da igual...ya estas en la revista HOLA de esta mañana...no hay vuelta atrás.

Mi corazón se quedó helado por momentos.

Narra Lucía.

Nunca llegué a pensar que sería una chica de revista, una chica que lo único que intentaba era ser feliz junto a una persona, sí, de cara conocida, pero persona con vida, sentimientos y momentos que experimentar junto a otra.
Mi cuerpo temblaba más por cada segundo que pasaba. Después de todo, no sé que va a ocurrir tras haber salido en una de las revistas del corazón más famosas.

Miré a Aida. Ella notaba mi inquietud, notaba cómo tragaba saliva de una forma muy fuerte y cómo mi miraba se perdía aun que mi mirada estuviera en la suya.

-Tu te lo has buscado -me dijo ella mientras levantaba una de sus cejas.

No respondí, tan solo seguía con el corazón convertido en pequeños trozos de hielo y con el pulso algo más que acelerado.
Quizás me lo merecía por parte de ella, pero cómo dije anteriormente, tan solo pretendía ser feliz.
Aida se fue hacía donde estaba Laura y al oído comenzó a decirle algo que yo desconocía.
He perdido a mi hermano y a mis dos amigas por ser una completa mentirosa.

-¿Qué ocurre? -preguntó Pablo mientras levantaba mi cabeza algo preocupado.
-Han publicado las fotos Pablo, las han publicado. -dije con un nudo en la garganta que me impedía hablar correctamente.

Él, al igual que yo, se quedó quieto con la mirada en algún otro lugar.

-¡Ahora que hago yo! -dije con los ojos cristalinos y la voz enganchada a las lágrimas que no querían salir.
-Ahora que hacemos -me corrigió.

Me quedé mirando la sonrisa de mi tía mientras aun seguía abrazando a Dalma después de varios minutos.

-Por favor, vamos a intentar olvidarlo por esta noche, solo por esta noche. -le pedí a Pablo.
-Será lo mejor, no quiero amargarle el cumpleaños a nadie, mañana hablaré con varias personas y inventaré algo. Nadie tiene pruebas de que tu seas mi pareja, perfectamente podrías ser mi prima y quien sabe. -dijo intentando calmar la situación.

Tan solo le miraba sin pestañear apenas, aun con ese nudo en la garganta y con ganas de escaparme del mundo con tan solo un pestañeo.
Pablo cogió mi mano y la acarició lentamente haciendo que calme ese nerviosismo que tenía dentro.

Veía cómo mi hermano nos miraba desde lejos y decidí soltarle la mano a Pablo por la inquietud que tenía en ese momento de cambios de miradas.
No podía más, necesitaba a mi hermano en estos instantes. Necesitaba ese abrazo que me daba para callar cada palabra no dicha y que no merecía salir de dentro de mí.
Me acerqué a él y tan solo giró la cabeza.

-Te necesito -le dije con voz llorosa.

Su mirada se dirigía al suelo, pero no tardó en levantarla al escuchar mi voz ahogándose entre lágrimas.
Observó cómo algunas lágrimas ya salían a pasear por mis mejillas y se perdían en mi boca.

-Ven aquí joder -dijo posando mi cabeza en su pecho y acariciando mi pelo.

Mis llantos aumentaron al paso de ese abrazo cálido que me regalo mi hermano de una vez por todas.
No podía seguir el camino que estábamos llevando los dos, un camino de algo de odio juntado con desconfianza. Siempre he necesitado a mi hermano a pesar de todo. He estado meses y meses sin verle, días en los que me hacía más que falta y ni mi propia madre sabía consolarme cómo siempre lo a hecho él. Él a sido la persona que más veces me a visto llorar, que cuando yo tenía quince años y andaba enamorada de algún cobarde, él siempre me decía sus típicas frases que hacen que me saquen miles de sonrisas vergonzosas y dignas de salir a la luz.

Se separó de mí y observó mi cara. Secó las lágrimas que me quedaban en el rostro y besó mi frente con dulzura.

-¿Por que estas así? -preguntó mi hermano preocupado.
-Mi vida va a cambiar, lo presiento Borja. -dije con los ojos cerrados y agobiándome más y más.
-He visto la revista...-dijo con miedo a mi reacción- ''El nuevo romance del cantautor malagueño Pablo Alborán'' -añadió.
-Debí pensarme dos veces el comenzar una relación, debí pensar en sus consecuencias, debí debí debí, pero nunca llegué a pensarlo, tan solo comencé ese camino con él sin pensar en lo que me podría echar para atrás. ¡Yo le quiero!, ¡Le quiero mucho! -exclamé- pero...no quiero ser una cara conocida para esta sociedad.
-No dirás que no te lo dije, aun que fue demasiado tarde, pero te lo dije. -dijo mi hermano posando sus manos en mi cara y apretándola- la verdad, no sabría que hacer en estos casos, pero no debes perder la sonrisa, sabes que aun no tienen pruebas de que seas ese ''romance'' de Pablo.
-¿Sabes? cómo ya le he dicho a Pablo antes, prefiero olvidarlo por esta noche, quiero que todo salga sobre ruedas aun que ya me hayan surgido algunos problemas. Mañana será un nuevo día, un nuevo día para preocuparme por todo, pero esta noche esta para disfrutarla, encima con la presencia de Sergio Dalma que es increíble cómo a podido llegar hasta aquí -salió una pequeña sonrisa de mi rostro-
-Todo a sido Pablo, estaba cansado de que le pidiese el número y que mejor regalo que traerlo en persona -sonrió.
-¿Sabes cuál sería el mejor regalo para ella?
-¿Cuál? -preguntó Borja sin tener ni idea.
-Que nos llevásemos bien de una vez. -subí una ceja.

Posó un beso en mi frente y su sonrisa iluminó mi cara. Con esa sonrisa lo dijo todo.
Se fue hacía donde se encontraba mi tía Sam junto a Sergio comentándole todas las locuras que ha hecho por él.
De pronto vi a Lolo entrar por la puerta y buscándome con su mirada. Salí rápidamente para hablar con él antes de que Pablo le vea. Cogí su brazo y lo llevé de nuevo hacía el jardín.

-Cuidao', no me vayas a arrancar el brazo -dijo Lolo riéndose.
-¿De que querías hablar? -dije mientras miraba a la puerta por si salía Pablo.
-De nada, tan solo quería saber de ti...-dijo con una bonita sonrisa.
-Pues nada, después de cinco años sigo siendo esa amargada que cómo podrás comprobar ya no vive con su madre y que esta muy feliz, ese es mi resumen. -sonreí falsamente.
-No te comportes así conmigo -dijo entristecido- yo no tuve la culpa de que me haya tenido que ir de la ciudad a vivir a otro lado.
-No eramos nada, tenías todo el derecho de irte...
-¿Crees que no me dolió dejarte ahí? irme y saber que no te vería hasta ahora fue demasiado duro, incluso más duro de lo que te puedes pensar. -dijo el guitarrista con dolor- Pero nunca pensé que te volvería a ver, así de repente...
-Bueno, casualidades de la vida...-contesté seria.
-¿Hice algo mal? Te comportas cómo si me guardases rencor por haberme ido de la ciudad por trabajo.
-Cómo que nada más irte a las dos semanas ya estabas con una chica según fue contando la gente...-dije con un nudo en la garganta.
-Suponía que era por eso...-dijo levantando una ceja- Tu y yo tan solo eramos esos ''amigos con derecho'' pero nada más. -añadió muy serio.
-Ah, nada más -reí- o sea, que venga, un polvo y adiós -volví a reír falsamente
-Fuimos algo más que eso, nos queríamos, sí, pero sabías que no podíamos estar juntos y encima me guardas rencor por eso. -dijo Lolo algo enfadado.
-Prefiero no amargarme la noche con cosas del pasado. -subí una ceja- ¿Vienes dentro o te vas?
-Para que...mucho no pinto ahí, por no decir nada. -rió- ya nos veremos -dijo Lolo mientras me daba dos besos en la mejilla.
-Adiós anda...-dije con una sonrisa.
-Por cierto -se detuvo- bonita pareja Pablo y tú, es una putada que salgáis en una revista...lo mal que lo pasó Pablo la última vez con Marta, no quiero pensarlo...

Se adentró en su coche y desapareció del lugar sin más.

Me adentré en casa y subí hacia mi habitación. Saqué mi cigarro semanal y salí al balcón de mi habitación. Cuándo fui a encenderlo noté unas manos posándose en mi cintura.
-No sabía que fumaras -dijo Pablo mientras me besaba el cuello por detrás-
-Y no fumo...-dije nerviosa.
-Ya...eso es de chocolate ¿verdad?
-Solo uno a la semana...
-No tienes por que darme explicaciones Lulú...-dijo el rubio moreno mientras posaba su barbilla en mi hombro.

El silencio invadió nuestro espacio, tan solo se escuchaba la música que venía de la fiesta de abajo. Pablo me cogió por la cintura y me levantó. Me llevó hasta la cama y me tiró sobre ella hasta ponerse encima de mí.

-¿Sabes que? -dijo mientras acercaba su boca hacia la mia.
-Qué -rocé sus labios sin llegar a besarlos.
-Que te vienes conmigo a Londres a grabar dentro de dos semanas.
-Si claro...-reí.
Tan solo subió una ceja y sonrió.
-¿Hablas en serio? -pregunté asombrada.
-No, es que me gusta hacerte ilusiones y luego arrancártelas. -rió- No puedo estar dos semanas sin ti en Londres. Hablo en serio, tonta.


Ahora sí, junte mis labios con los suyos y le dije un ''te quiero'' a través de un beso.
La puerta abierta, los dos tirados en la cama y un par de sueños que cumplir junta a él.
-Eh, cuidao donde pones la mano -rió.
-Se iba sola...-dije intentando disimular.
Mientras reía iba robándome pequeños besos de mi boca.
-Vamos a bajar, anda, que tu tía también quiere verte el pelo -rió.

Bajamos al salón donde se encontraban todos y Aida me miraba de nuevo con cara de seria al ver que bajaba de la planta de arriba con Pablo.
Tan solo agaché la mirada y seguí cómo si nada.

Mi tía, más emocionada que cualquier niño que va a cumplir 10 años, se subió encima de una silla e hizo que todos le atendieran.
-¡ESCUCHARME TO'S! Tan solo quiero decir que gracias por venir a esta fiesta que me a pillado de sorpresa. Hoy, en mis 41 cumpleaños quería decir...-le interrumpí-
- CUARENTA Y SEIS -dije mientras tosía.
-¡CUARENTA Y UNO Y PUNTO! Bueno...quería decirles a mis sobrinos Borja y Lucía que no sabría que hacer sin ellos, que son los hijos que siempre he querido tener, que son la alegría de esta casa y de toda Málaga, que por mucho que os grite, por mucho que sea mandona con vosotros sabéis que os quiero pecha, que esos días que me iba con vosotros a la playa cuando erais unos chicos de na', que no lo olvido nunca, nunca, nunca y esos momentos y más vamos a vivir aquí, por que hemos empezado una nueva vida juntos y bueno...si Sergio quiere empezar una vida con nosotros esta más que invitado -decía mi tía muy ilusionada mientras Sergio reía- Sois lo más grande. Y...bueno...a ti...don lunares rubiales...ven aquí que te de un pedazo de abrazo por que no se puede ser mejor persona.
Mi tía bajó de la silla y se acercó rápidamente a Pablo para darle un cálido abrazo que le dejó paralizado, en el sitio completamente.
-Gracias por traer a Sergio, te quiero sobrino -le dijo al oído mientras reían.

Me acerqué a ellos dos y les abracé con fuerza.
-Feliz cumpleaños tía Sam, eres la mejor. -dije con una bonita sonrisa.

Al día siguiente
Narra Pablo


Amanecí con Lucía al otro lado de la cama, con sus brazos debajo de la almohada y el pelo recogido con una coleta.
Me quedé varios minutos mirando al techo esperando que me vinieran las ganas de levantarme y por fin lo hice.
Salí al balcón al escuchar unos gritos de Sam que venían de fuera.
-¡QUÉ AQUÍ NO ESTA PABLO ALBORÁN! ¡FUERA! -les gritaba a un montón de periodistas que se encontraban en su puerta mientras les daba con la escoba.
Me adentré rápidamente antes de que me vieran y desperté lo antes posible a Lucía.

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