Amanecí con Lucía al otro lado de la cama, con sus brazos debajo de la almohada y el pelo recogido con una coleta.
Me quedé varios minutos mirando al techo esperando que me vinieran las ganas de levantarme y por fin lo hice.
Salí al balcón al escuchar unos gritos de Sam que venían de fuera.
-¡QUÉ AQUÍ NO ESTA PABLO ALBORÁN! ¡FUERA! -les gritaba a un montón de periodistas que se encontraban en su puerta mientras les daba con la escoba.
Me adentré rápidamente antes de que me vieran y desperté lo antes posible a Lucía.
Narra Pablo.
Lucía abrió los ojos rápidamente.
-¿Qué ocurre? –preguntó muy confusa
-Periodistas, fans, muchos bastantes demasiados periodistas –dije
adelantando la información
-¿DÓNDE? –preguntó asustada
-Ahí abajo, en tu jardín…-dije con miedo a cómo iba a reaccionar
Se levantó rápidamente de la cama se colocó unos pantalones
y salió al balcón.
-¡No salgas! –grité mientras le cogía de la mano pero ya era
tarde.
-¡Fuera de aquí! –gritó Lucía con muy mal humor- Puedo
llamar a la policía, estáis en mi jardín.
-¿Está Pablo ahí? –gritó una joven fan
-Aquí no está Pablo ¡Cómo va a estar Pablo aquí! Esta es mi
casa y no la de él, si lo buscáis o estará en su casa durmiendo cómo hacen
todas las personas o grabando el nuevo disco o ¡Yo que sé! -se adentró de nuevo a la habitación.
La gente comenzó a salir de su jardín y algunas personas se
fueron, otras no se rindieron.
-Ahora cómo salgo yo de aquí…van a estar vigilando, me los
conozco –dije muy preocupado.
-Mi ventana da a tu ventana –dijo Lucía subiendo una ceja.
Abrí la ventana de Lucía y me subí encima de ella. Cuando
quise abrir la ventana de mi habitación se encontraba cerrada.
-Mierda, mierda, mierda…-comencé a desesperarme.
-Tranquilo, es tan fácil cómo….
Cogió mi teléfono de encima de la mesa de noche y comenzó a
llamar.
-Casilda, soy Lucía ¿Podrías abrirle la ventana a Pablo? –se
quedó en silencio un momento- gracias guapa –colgó.
-Mira que si no te llego a tener a tener a ti yo no serviría
para nada –dije mientras me reía.
-Te recuerdo que cantas, tocas la guitarra, el piano, los timbales,
escribes…-le interrumpí.
-Vale, lo he captado. –subí una ceja.
De pronto mi hermana abrió la ventana y al verme subido
encima de la de Lucía se asustó.
-¿Qué haces ahí pedazo de loc…
-Deja sitio que voy. –dije interrumpiéndole y saltando hacía
mi ventana.
Me adentré en mi habitación y me despedí de Lucía. Estaba
claro que no podríamos vernos hoy, los periodistas le tienen vigilada si se
puede decir así.
Narra Lucía
Sentada en mi cama con el bloc de dibujo entre mis piernas
me encontraba yo algo más que aburrida en estas cuatro paredes llamadas ‘’mi
habitación’’.
Escuché de nuevo a gente gritar y me asomé a la ventana.
Pude contemplar cómo un par de periodistas rodeaban a Laura.
La pelirroja se encontraba agobiada mientras caminaba hacia
mi puerta mientras esa gente le hacía preguntas tontas cómo ‘’¿Qué sabes de la
nueva pareja de Pablo Alborán?’’
Se adentró en mi casa y bajé rápidamente al salón. Le miré
algo paralizada y ella con la respiración muy fuerte y agobiada me miró con una
ceja hacía arriba.
-Esto es solo el principio –dijo Laura señalando hacía la
puerta.
-¿Qué te trae por aquí? –dije confusa- pensé que no
volveríais a hablarme –añadí mientras agachaba la cabeza.
-No tengo por qué enfadarme por eso, yo ya sabía vuestra
relación.
-¿Lo sabías? ¿Cómo? –pregunté confusa.
-Aquí la rubia es Aida, yo soy pelirroja, no me tomes por
tonta –rió.
-Vaya…entonces a ti no se te puede ocultar nada –reí.
-Mira Lucía, lo mejor es la sinceridad. Aida tiene razón por
una parte pero creo que más razón tienes tú…seguro que Pablo te pidió llevarlo
en secreto y no era plan de contárnoslo a nosotras así de repente, por eso no
tengo por qué estar enfada contigo…y bueno .
Nos quedamos totalmente en silencio y lo rompí segundos
después.
-Necesito desahogarme con alguien. –dije con un nudo en la
garganta.
-¿Qué ocurre? –preguntó preocupada la pelirroja.
-El músico de Pablo Alborán…al que llaman Lolo ¿Sabes quién
te digo?
-Creo que sí…pero no estoy segura si es el que pienso.
-Pues hace cinco años que no nos veíamos cara a cara y
claro.
-¿Y qué me quieres decir con eso? ¿Era un amigo tuyo? –preguntó
confusa.
-No exactamente un amigo….
-¿Novio y amigo?
-Lo que se llama follamigo vamos…-añadí.
-¡NO JODAS! –gritó- ¿Pablo lo sabe? –dijo alzando la voz.
-¡Baja la voz que esta mi tía en la cocina! –dije tapándole
la boca.
-Sabes que luego lo adivinaré –añadió Sam.
Ignoré completamente
a mi tía Sam y comencé a contarle lo ocurrido a Laura, ya que era con la única
persona que podía desahogarme.
-Lolo fue un amigo especial sí…digamos que él vivió unos
años en Almería y nos conocimos gracias a una amiga mía que nos presentó en una
fiesta. Tanta era nuestra desesperación por encontrar el amor que los dos nos topamos
en el mismo camino que acabamos siendo cómplices de la cama. Yo perdí la
virginidad con él una noche de mayo…borracha.
-Me estoy quedando a cuadros…-dijo Laura con los ojos como
platos escuchando mi historia.
-El caso es que los dos sabíamos que estábamos haciendo mal,
por qué él no estaría mucho tiempo en la ciudad y se iba a ir a Sevilla dentro
de unos meses, pero tan enamorada estaba yo que a cualquier cosa que me pedía
le decía que sí. La gente me decía que solo me quería por sexo, otra que me
quería de verdad, pero no le hacía caso a nadie, tan solo a él…el amor me dejó
tonta completamente. Al final llegó el día de su despedida y todo fueron
llantos. Él me dijo que me quería más que a nada y que no me olvidaría, yo cómo
tonta…le creí. Después de dos semanas me llegó el rumor de que tenía una nueva
novia llamada Lorena y el corazón se me partió en pedazos. -decía mientras escalofríos recorrían mi cuerpo por cada recuerdo.
-Mira, se que no debería decirte esto pero en estos casos
mejor callárselo y no decírselo a Pablo, no lo digo por vuestra relación si no
por la amistad y relación de trabajo que tienen ellos dos, podrías fastidiarla
un poco. –dijo con sus palabras más sinceras.
-Ya, de eso ya me he dado cuenta. No me gusta mentir, no me
gusta para nada y menos a Pablo, pero no tengo otra opción. –dije mientras
agachaba mi cabeza.
-¿Has hablado con el tal Lolo? No vaya a ser que él si que
se lo diga.
-Creo que él tiene cabeza cómo para saber que no debería
hacerlo, más bien por no joder mi relación.
Creo…-añadí confusa.
-Te has mentido en un gran aprieto…-dijo preocupada la
pelirroja- primero los periodistas y ahora tienes que mentirle a Pablo…comenzamos
bien, eh. –resopló mientras levantaba sus gafas.
-Creo que no podré soportarlo…-dije mientras miraba hacía el
techo soltando un largo resoplo- Necesito que pases esta noche conmigo, todo el
día, lo que sea, pero necesito estar con alguien que me entienda, me siento
sola.
-Por mí no hay problema, pero no digas que te sientas sola
por qué tienes a gente que te quiere y lo sabes.
-Tengo menos gente de la que pensaba –añadí.
Narra Pablo
En estos momentos el silencio invadía dentro de mí.
Las cuerdas de mi guitarra sonaban acompañando a mis
vocales. Una canción por ella y para ella había acabado al cabo de toda la
mañana.
Sin poder salir de estas cuatro paredes y de toda mi casa se
basó toda mi mañana.
Llamaron de pronto a mi teléfono y respondí rápidamente.
Pude observar que quien me llamaba era mi representante.
-Dime…-respondí preocupado.
-¿Cómo es que tienes novia? –dijo algo seria.
-Verás…
-No me hace gracia Pablo –me interrumpió- un artista joven,
guapo y que se puede comer el mundo no va a comérselo si tiene novia, vendes
menos.
-¿Qué dices? No digas tonterías.
-Cuándo se enteraron que Ricky Martin era gay bajó mucho el
número de compradores.
-La música nunca ha debido de ser así, por lo menos para mí.
-Pues es así. –añadió.
-Cada persona tiene su vida y si de verdad están por mi
música aceptarían cualquier cosa de mi vida y si no es así ya se pueden
marchar.
-Ese no es el caso ¡el caso es que perdemos dinero! –dijo alzando
la voz.
-A la mierda el dinero –colgué.
Narra Lucía
Bajé a la cocina a preparar algo para comer las tres ya que
mi hermano no había llegado y si no avisa es que no pensará comer aquí.
Saqué algunas sobras de queso y demás que sobraron del
cumpleaños de mi tía.
El móvil de Sam comenzó a sonar y mi tía pasaba de
contestar.
-No sé de quién es este dichoso número…-dijo mi tía mirando
el móvil extrañada y colgó.
-¿Y si era Sergio Dalma? –dije bromeando.
-Sí, quizás quería llevarte a cenar esta noche –me siguió la
broma Laura.
Mi tía miró el teléfono y cuándo volvieron a llamar cogió el
teléfono más rápido que nunca.
-¿SÍ? ¿QUIÉN ES? –dijo algo desesperada.
Observaba la cara de mi tía al saber que no se trataba de
Dalma, si no que seguro que se trataba de alguna compañía telefónica.
-¿ESTA BIEN?
La cara de preocupación de mi tía me puso muy nerviosa.
Mi tía colgó el teléfono y salió de la cocina.
-¡SAM! ¡SAM QUE OCURRE! –grité mientras le perseguía
preocupada.
________
Gracias por leer esta historia y por vuestra paciencia para esperar cada capítulo.
Ya somos casi 3.000 en Twitter y tan solo quería daros las gracias por tanto cariño y aprecio.
Esta loca de atar por el señor Alborán os quiere demasiado.
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¡BESOS APRETAOS!
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