Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

lunes, 17 de febrero de 2014

Veintinueve.

Anteriormente.

Bajé rápidamente y miré a mi hermano para ver si estaba dormido y poder salir tranquílamente.
Pablo saltó los arbustos y me tiró al césped.
Shadow, el perro de mi hermano, se acercó rápidamente y comenzó a ladrarnos sin callar.
-Lucía: ¡¡Calla chucho, que despertarás a mi hermano!! -dije alzando la voz-
Pablo me cogió del suelo y agarró mi cintura para darme un dulce beso que no sentía en mis labios desde ayer por la noche.
-Pablo: Siento estar poco tiempo contigo, el trabajo ya sabes. -dijo entristecido
-Lucía: No te preocupes, me voy acostumbrando -sonreí cómo pude
-Pablo: Ay, lo siento de verdad, no me pongas esa carita. -decía haciendo pucheros mientras me daba besos en la mejilla.
Le agarré de los mofletes y besé sus labios. Agarró mi cintura y me siguió el beso.
-Borja: Y así es cómo una hermana te decepciona para siempre. -decía desde la puerta-
Me separé rápidamente de Pablo y le miré paralizada.

Narra Lucía.

-Lucía: Borja yo...-dije con la voz temblorosa.
Mi hermano se adentró de nuevo en casa y cerró la puerta lentamente cabizbajo.
Me acerqué rápidamente a la puerta y comencé a tocar al timbre, pero mi hermano no daba respuesta alguna. Comencé a temblar, hice mal, hice demasiado mal en no habérselo contado antes. Es mi hermano, no sé por que le hago esto.
-Lucía: Borja, por favor abre...-dije con un nudo en la garganta.
Los nervios y escalofríos se apoderaban de mi cuerpo rápidamente, notaba cada vez más frío dentro de mí.
Pablo me miraba entristecido y se acercó a mí. Me abrazó, él sabía perfectamente que necesitaba ese abrazo.
Me separé de él y volví a tocar la puerta, necesitaba hablar con él, arrastrarme, darle explicaciones.
-Lucía: Borja, lo siento, por favor, ábreme, déjame hablar contigo -decía aún con ese nudo en la garganta.
Escuché unas llaves y unos pasos que se acercaban a la puerta.
De pronto, abrió.
-Lucía: Borja gracias gra...-me interrumpió
-Borja: Déjame. -dijo de una forma tan directa que esa palabra se clavó rápidamente en mi pecho.
Me quedé muda por esos instantes, cómo si me aplastara el mundo en tan solo un segundo.
Había pasado de largo sin ni siquiera una mirada a los ojos. Se dirigió hacía la puerta y salió del jardín lo antes posible.
Pablo y yo observábamos con atención cómo se adentraba en su coche y huía de este lugar.
Mis ojos se humedecían cada vez más. Ver cómo se iba, no se a donde pero se iba y espero que mañana vuelva, pero se iba por mi culpa.
Soy esa niña testaruda y mentirosa, cómo decía mi abuelo.
Exploté a llorar al instante y Pablo no tardó en acercar mi cabeza a su pecho e intentar tranquilizarme cómo podía.
-Pablo: Tranquila, volverá, y podrás hablar con él. -decía intentando tranquilizando el asunto.
-Lucía: No puedo estar tranquila, después de esto no. -dije atragantandome con mis propias palabras.
-Pablo: Confía en mí, todo irá bien. -decía mientras acariciaba mi pelo lentamente.
Nos adentramos dentro de mi casa y nos sentamos en el sofá marrón. Con la cabeza hacía abajo y un pañuelo en la mano, seguía pensando en cómo mi hermano me dijo esa palabra tan directa y en cómo se subió al coche cerrando la puerta de él con un signo de exclamación.
Pablo me miraba demasiado preocupado y sin saber que hacer en esos momentos. Rascaba su cabeza y tan solo pasaba su mano por mi espalda mientras mis lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas.
De pronto escuché cómo la puerta se cerró y me giré rápidamente.
-Lucía: ¡Borja! -grité algo desesperada
Pude observar que tan solo era mi tía Samanta, mirándome algo asustada.
-Sam: No, Borja no, Sam. -rió mientras dejaba las llaves en el cuenco.
-Lucía: Perdona Sam, es que ando algo preocupada -dije mientras secaba mis lágrimas.
-Sam: ¿Pero por que lloras niña? -dijo acercándose hacía mí rápidamente- Aparta rubio -le dijo a Pablo mientras se sentaba junto a mí.

Le expliqué lo sucedido a mi tía aun con ese nudo en la garganta ahogándome.
Ella me secaba las lágrimas y tan solo me dijo:
-Sam: Todo se solucionará, él sabe aceptar cualquier cosa, sabrá perdonarte. -dijo con sus palabras más sinceras.
Tan solo levanté un poco la comisura de mis labios y saqué a pasear una pequeña sonrisa.
___________

A la mañana siguiente, a las ocho, me desperté sola en la cama. Creía recordar que Pablo se durmió junto a mí.
Me levanté de la cómoda y acogedora cama con la esperanza de asomarme a la ventana y ver el coche de mi hermano aparcado fuera.
Levanté las persianas, salí al balcón de mi habitación y no vi nada, tan solo escuchaba los pájaros cantar y a la vecina de en frente dándole de comer a los pájaros.
Tragué saliva y bajé al salón con la esperanza de que mi tía supiera algo de él, ya que hoy tenemos que ir a trabajar a la pastelería.

Cogí los cereales, la leche y me preparé un buen desayuno que hace que el día duela un poco menos.
-Lucía: Sam...sabes algo de...-me interrumpió
-Sam: No, no se nada. -decía seria- Ayer llamé constantemente y no me cogió el teléfono. Los Whatsapp le llegaban pero ni si quiera se conectaba y esta mañana casi lo mismo.
Resoplé y me pegué cabezazos contra la mesa.

Recogí mis cosas y salí de casa lo antes posible para poder ver a mi hermano en la pastelería.

Al llegar me adentré rápidamente ya que la puerta estaba abierta y aquello era señal de que él estaba dentro.
Al entrar le vi allí, poniéndose un delantal con cara de malhumorado.
Me avalancé sobre el y tan solo le gritaba: LO SIENTO, PERDÓNAME.
Él sin decir palabra alguna, me ignoraba cómo si esas palabras las dijera el viento.
-Lucía: Borja, se que hice mal en no contártelo, de verdad. -dije con mis palabras más sinceras.
Tan solo me dirigió una mirada, me esquivó y siguió trabajando.
Salí de la pastelería y le pedí a mi tía que me de el día libre. Sabiendo lo que ocurría, aceptó.

________
Narra Pablo

Quedé a la tarde con Sergio y varios amigos más para ir a tomar algo, ya que hacía tanto tiempo que no hacía algo así con todos ellos.
Me sentí Pablo Moreno De Alborán en vez de Pablo Alborán cómo me conocen. Ese joven que sale tranquilamente con sus amigos sin problema.

Sergio me comentó que había comenzado una relación con una de las amigas de Lucía, Laura.
No soy capaz de decirle que he empezado una vida junto a Lucía, pero me prometí llevarlo en secreto para poder protegerle.
Todos me hacían demasiadas preguntas. Les asombraba cómo me a cambiado tanto la vida en tal solo unos años y que se sientes orgullosos de que haya cumplido el sueño que tanto les comentaba que deseaba cumplir.

De pronto vi cómo llegaba más gente hacía nuestro sitio.
Pude observar atentamente cómo Marta, la chica que me llenó anteriormente de amor cada vena, había llegado.

Me lanzó una mirada penetrante y la esquivé lo antes que pude. Me sentí algo incómodo allí, ya que no pensé que ella vendría.
Se acercó a mí y saludó con tranquilidad. Yo algo inquieto, le devolví el saludo.

Narra Marta.

Hacía mas de un año que no veía a aquel rubio moreno con lunares que me robó el corazón en su tiempo. Tampoco voy a mentir, su mirada sigue recorriendo cada rincón de mi cuerpo haciendo que un escalofrío pasee por él.
Pero no seré a la única que le pase.

Me arrepiento de haber hecho lo que hice en su día. Hacer daño a una persona de esa forma tendría que ser pecado.
Mis amigas me miraban, notaba cómo miraba a Pablo y cómo él intentaba esquivar mi mirada para no sentirse aun más incómodo de lo que ya estaba.

Narra Lucía
Una semana después

Mi madre con un ramo de flores en la mano, vestida de blanco, con un gilipollas al lado, pronunciando las estúpidas palabras para ''demostrarse su amor''.
Miraba constantemente a mi hermano, pidiéndole perdón con la mirada.
Mi madre pronunció el SÍ definitivo y tan solo aplaudí, con pocas ganas, pero lo hice.

Después de comer y bailar toda la tarde, llegó la noche, la noche en la que le quería hablar de una vez a mi hermano y pedirle perdón por ser cómo he sido.
Cogí su mano y le llevé hasta el parque de bolas de niños donde ya no se encontraba nadie.
Le adentré dentro del parque de bolas y él se quedaba asombrado.
-Borja: ¡POR QUÉ LO HICISTE! -decía tirándome una bola a la cabeza
-Lucía: ¡NO QUERÍA DEFRAUDARTE! -decía poniéndome los brazos en la cabeza
-Borja: ¿DEFRAUDARME? ¿Y NO LO HAS HECHO IGUAL? -dijo volviendo a tirarme una bola.

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