Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

sábado, 22 de febrero de 2014

Treinta.

Anteriormente.

Después de comer y bailar toda la tarde, llegó la noche, la noche en la que le quería hablar de una vez a mi hermano y pedirle perdón por ser cómo he sido.
Cogí su mano y le llevé hasta el parque de bolas de niños donde ya no se encontraba nadie.
Le adentré dentro del parque de bolas y él se quedaba asombrado.
-Borja: ¡POR QUÉ LO HICISTE! -decía tirándome una bola a la cabeza
-Lucía: ¡NO QUERÍA DEFRAUDARTE! -decía poniéndome los brazos en la cabeza
-Borja: ¿DEFRAUDARME? ¿Y NO LO HAS HECHO IGUAL? -dijo volviendo a tirarme una bola.

Narra Lucía.

-Lucía: ¡BORJA POR FAVOR! -grité aun con las manos en la cabeza
-Borja: No fue buena idea que te vinieras a vivir aquí...estaba mejor sin ti...
Me quedé asombrada por sus palabras. Me hicieron más que daño. En esos momentos solo sentía rabia hacia esas palabras.
Salí fuera y me largue de aquel lugar.
-Borja: Lucía lo siento, espera...-decía arrepintiéndose- no quería decir eso...
Le escuchaba pero seguí caminando sin mirar atrás, con el corazón dolorido, cómo si alguien intentara estrujármelo. Lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas, una tras otra, sin parar.
Me adentré cómo si nada hubiese ocurrido en la fiesta, donde mi hombres un tanto maduritos intentaban ligar con mi tía Sam
Me acerqué a ella, ya que los demás invitados me caen mal. Sí, creo que tengo un problema grabe con el mundo.
-Sam: Lo siento, soy fiel a mi marido Sergio Dalma, no puedo bailar con usted. -decía mi tía muy seria.
El hombre se fue algo asustado de su lado y mi tía con la cabeza bien alta, sonrió.
-Lucía: ¿Así es cómo te deshaces tú de los hombres? -reí.
-Sam: Si niña, aprende de mí. -decía muy orgullosa de si misma.
Mi tía me miraba la cara y observaba mis ojos.
-Sam: ¿Ya has llorado? ¿POR QUÉ? -decía seria
-Lucía: Es que...-me interrumpió
-Sam: Ya has discutido con Borja y te ha dicho algo ofensivo ¿verdad?
-Lucía: Ahora en serio, dedícate a eso de adivinar y demás.
-Sam: La verdad es que soy la hostia. -dijo de nuevo sintiéndose orgullosa.
-Lucía: El caso es que Borja me a dicho que todo hubiera ido mejor sin mí y clar...-me volvió a interrumpir.
-Sam: Este hombre no sabe lo que dice, siempre dice las cosas sin pensar. -decía segura- en el fondo te quiere más que a nada y desde que llegaste alegraste un poco más la casa con tu sonrisa.
Mi tía cómo siempre hacía que una gran sonrisa saliera a pasear por mi rostro y no tardé en darle un cálido, acogedor y sentimental abrazo.
-Lucía: ¿Nos podemos ir ya? -dije haciendo pucheros
-Sam: Sí, por favor, que asco de gente. No se ni que hago aquí, si soy hermana de tu padre y no de tu madre.
Mi hermano desde lejos me miraba un poco preocupado e intenté esquivarle la mirada.
Me acerqué a mi madre que estaba rodeada de gente hablándole.
-Lucía: Mamá, creo que me voy a ir ya hacía Málaga...
Mi madre me miraba apenada y me dio un abrazo.
-Lucía: Mamá no apretes, NO APRETES QUE HACES DAÑO. -decía intentando separarme de ella.
-Irene: Gracias por venir mi ratita...-decía sonriente y estirándome de los mofletes.
-Lucía: Mamá deja de llamarme así que no soy una cría. -dije seria
-Irene: Vale ratita mía -dijo sin darse cuenta de que lo repitió- Te echaré de menos.
-Lucía: Y yo...-dije con un nudo en la garganta- deseo que seas aun más feliz con Áxel. -dije irónicamente.
-Irene: Lo seré, no te preocupes. -guiñó un ojo- Y haber si te buscas un novio por allí y dejas de ser así de amargada -rió-
-Lucía: Creo que la gracia te la has dejado en casa -dije subiendo una ceja.
Me despedí de ella con un bonito abrazo y subimos al coche, donde nos esperaba mi hermano para ir camino a Málaga.

Narra Pablo

Después de una hora de la mirada de Marta fija en la mía decidí abandonar el lugar e irme a mi casa lo antes posible.
Me despedí simplemente con un adiós a todos, sin dos besos ni esas chorradas que se hacen para despedirse.
Salí del local donde nos encontrábamos y escuche un ''espera'' detrás de mí.
Giré mi cabeza y pude ver a Marta acercándose hacía mí algo nerviosa.
-Marta: Tan solo quería saber de ti, hace demasiado tiempo que no hemos hablado. -dijo con una sonrisa.
-Pablo: Sí...mucho tiempo -dije rascándome la cabeza algo nervioso.
-Marta: ¿Todo bien? bueno supongo que por lo de que has cumplido muchos de tus sueños bien ¿no? -dijo sonriente.
-Pablo: Sí, estupendamente todo. -dije algo seco.
-Marta: Me alegro -dijo nerviosa y sin saber que decir.
-Pablo: Bueno, adiós. -dije con una sonrisa.
-Marta: Eh, bueno, si quieres algún día quedar o lo que sea...
-Pablo: No, gracias -dije sin pensar- bueno, digo, que...bueno, cuando estemos con amigos y eso ya nos veremos supongo -dije intentando corregirme.
-Marta: ah...-tan solo sonrió- yo te doy mi número por si acaso, que supongo que ya no estará en tu móvil.
Sacó una targeta de su bolsillo y la posó en mi mano.
-Pablo: Ya veo que te ha ido bien...eres modelo. -dije subiendo una ceja sabiendo el por qué de su fama.
-Marta: Bueno, sí...me llamaron y bueno, ahora soy modelo. -dijo nerviosa.
-Pablo: Te lo habrás currado para conseguir ser modelo ¿no? -dije haciendo que se avergonzara por que su fama cómo modelo fue gracias a que salió en una revista junto a mi.
-Marta: Bueno ya nos veremos -decía intentando esquivar la conversación.
-Pablo: Adiós Marta. -dije algo serio.

Al día siguiente
Narra Lucía

Salí al jardín y comencé a llamar a Pablo para que saliera a su balcón.
-Lucía: ¡¡PABLETE ETE ETE ETE!! -decía gritando y cantando.
De pronto le vi asomarse a su balcón y sonrió al verme.
-Lucía: ¡BAJA POR FA! -dije alzando la voz y haciendo pucheros.
-Pablo: Buenos días -decía lanzándome besos.

-Lucía: Deja de mandarme besos y baja a dármelos. -dije riendo.
Se adentró dentro muy sonriente y no tardó en bajar a su jardín.
Saltó los arbustos y me cogió en brazos. Comenzó a darme esos pequeños besos que tanto me gustaban.
-Pablo: Y haber si no gritas tanto, que los vecinos tienen oídos y no pueden enterarse de lo nuestro.
-Lucía: Parece un romance de película -reí.
-Pablo: Pero tómatelo en serio, eh. -decía estirándome de las mejillas.
-Lucía: ¿Salimos a comer? -dije sonriente- invito yo, va.
-Pablo: No seas tonta anda. -dijo dándome un pequeño golpe en la cabeza.
-Lucía: Me visto y nos vamos ¿vale? -decía muy sonriente y con ganas de pasar todo el día con él.

Tras media hora nos adentramos en su coche y nos dirigimos a comer a un restaurante italiano que tanto me gustaba de esta zona.
Pablo pidió un sitio más privado dónde no nos pudiera ver nadie. Se lo estaba tomando demasiado en serio.
Al sentarnos lo primero que pregunto fue:
-Pablo: ¿Y tu hermano? -preguntó preocupado.
-Lucía: Por un momento pensé que todo se solucionaría, pero ayer no fui yo quién la fastidió. -dije con un nudo en la garganta-
Pablo me miraba atentamente esperando a que contase lo ocurrido.
-Lucía: Me dijo que estaba mejor sin mí y que no debería haber venido.
-Pablo: ¿EN SERIO? -dijo asombrado.
Decidí acabar con la conversación y hacer que tuviésemos otra más alegre, por así decirlo.
Él comenzó a contarme anécdotas un tanto graciosas que le habían ocurrido tras su fama.
Yo, cómo una loca enamorada por él, me reía y sonreía al verle así.


 Tras pasar una hora y media decidímos marcharnos a tomar un helado.
Pablo se colocó su gorra y sus gafas y fuimos a por él.
De pronto cuatro hombres y una mujer se bajaron de una furgoneta y fueron rápidamente hacía él.
Se separó de mí y siguió caminando cómo si no me conociese.
-Pablo: Vete, corre, vete. -decía disimuladamente.
-Lucía: ¡Qué haces! -grité
La mujer y los cuatro hombres con una cámara y un micrófono comenzaron a hacerle preguntas y él con una sonrisa las respondía.
Ella se acercó a mí con uno de los cámaras y comenzó a preguntarme.
-¿Quién eres? ¿Por qué estabas junto a Pablo? ¿Tenéis algún romance?
Pablo se acercó hacía mí y me cogió de la mano para largarnos de allí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario