Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

domingo, 11 de mayo de 2014

Cuarenta y cuatro.

Anteriormente
Algunas de las personas de esa fiesta me pidieron un autógrafo o una foto, cómo de costumbre.
-Mira en frente de ti Pablo –me dijo Rafa en voz baja.
Fije mi mirada en Lolo y a su lado pude ver a...¿Lucía?
De pronto Lolo me miró asombrado y vino rápidamente hacía mí.
-Qué qué –balbuceé nervioso- ¿Qué hace Lucía aquí? –le pregunté a la vez que me apartaba de la multitud.
-Esa no era Lucía, Pablo –añadió Lolo.
-¿Cómo que no? ¡Le puedo reconocer a distancia! Necesito hablar con ella…
-No, Pablo, ahora no es el moment…-le interrumpí.
-Lolo suéltame por dios, que más te da, tan solo quiero hablar de lo ocurrido –empecé a cabrearme.
-Ella no quiere hablar contigo Pablo entiéndelo por favor…
-¡Y tu que sabes! –dije elevando la voz e intentando hacer que Lolo me soltase.

-¡Ella te ha olvidado! –gritó.

Narra Pablo

Mi corazón parecía que había dejado de latir al escuchar las últimas palabras que Lolo había pronunciado.
Miré hacia abajo algo confuso y solo esperando a que ese ‘’te ha olvidado’’ sea una pequeña broma de él.
-Bromeas –reí.
-No tengo por qué hacerlo. Ella misma me lo ha dicho hoy…-dijo Lolo con un tono muy triste.
Puse mi mirada en el mar y me quedé mirándolo un buen rato sin saber que responder a todo esto.
-Tengo que hablar con ella –dije a la vez que me daba la vuelta dirigiéndome hacia Lucía.
-¡Pablo! ¡OLVIDALA! –me gritó Lolo intentando hacer que entre en razón de que ella ya no siente nada más por mí, o eso dice.

Me senté en la arena de la playa sin importarme mi imagen, ya que mancharía la ropa.
Lolo me miró entristecido. Mis ojos empezaban a empaparse de lágrimas poco a poco.

-¿Vas a llorar? –me preguntó extrañado.
-No no voy a llorar –dije aguantando esas lágrimas a la vez que se estaba creando un nudo en la garganta.
-Encontrarás a alguie…-le interrumpí.
-Déjalo Lolo, déjalo pasar. –dije intentando cerrar el tema.

Resoplé y me levanté de la húmeda arena. Volví a donde se encontraban todos y sin decir palabra alguna me marché de aquel lugar. Lo único que quería era desaparecer.

-¡Eh! ¡Espera! –gritó Rafa mientras me perseguía.
-Tranquilo, puedo ir solo, de verdad –sonreí amistosamente.
-No me fío Pab…

Interrumpí su frase con un ‘’Tranquilo’’ y salí de allí lo antes posible. Tan solo necesito un poco soledad, aun que en mi interior ya se encuentra. 

Narra Lucía.

Fijé la mirada en un joven que salía del gran círculo cerrado de donde se encontraba la fiesta.
Giró su cabeza y pude ver que era él; Pablo. Su ojos penetraron en la míos y me regalo una mirada triste y sin color. Fue la mirada más oscura, sin color, solo blanco y negro que había visto jamás. Iba viendo cómo poco a poco se iba alejando y seguía el camino del paseo de la playa hacía…la verdad es que no tengo ni idea.
-¿Ocurre algo? –preguntó Aida con la voz alzada.
-No, tranquila. –dije sonriente.

Ella me miró extrañada y no muy convencida de que no me ocurriera absolutamente nada. Subió una ceja y me miraba esperando una respuesta.
-Cuéntamelo –me dijo al final
-Vuelvo enseguida –añadí sin responderle.
Salí de allí. Intenté seguir los pasos de Pablo para poder hablar con él. De pronto alguien cogió mi mano y me dio media vuelta impidiendo que siguiera el camino que Pablo estaba tomando. Era Lolo, poniéndome en frente de él y dejando que perdiera de vista a Pablo.
-Debes olvidarle, Lucía. –me dijo él cogiéndome de la cara y pegando su frente contra la mía.
-Ne-ne-necesito hablar con él –dije balbuceando y siguiendo el camino que había tomado.
Hice que Lolo me soltara su mano y fui hacia Pablo.
Me detuve segundos después al pensar en lo que me había dicho él cuando fue a Almería a por mí: ‘’Pablo te ha olvidado’’. Esa frase se repetía en mi cabeza constantemente y decidí dar media vuelta, de nuevo a la fiesta, intentando olvidar a Pablo, cómo él ya ha hecho conmigo.
Me paré delante de Lolo con una mirada triste. Él me levantó la cabeza y me sonrió.
-Sabía que no lo harías…-dijo sin más.
-Será que no me gusta complicar las cosas-dije fijando mi mirada en el suelo.
-Lo mejor sea que le olvides, que rehagas tu vida y si no le diriges la palabra mejor se te hará olvidarle. –dijo Lolo volviendo a levantar mi cabeza- Levanta la cabeza que se te cae la co…-le interrumpí.
-Que se me cae la corona, princesa, sí, se me la maldita frase, y no quiero volver a escucharla –refunfuñé.
-Que genio tienes –rió.
-Sí, la verdad es que sí, me lo suelen dec…-me interrumpió robándome un beso corto en los labios.
Se separó de mí, sonrió y se fue.
-¡NO ENTIENDO NADA! –le grité.
Giró su cabeza hacía mí y se rió. Subí una ceja y resoplé aun sin entender el por qué de ese beso. La verdad, tengo tantas preguntas en mi cabeza que algún día que explote llegaré a ser una bomba atómica. Qué difícil es vivir con tantas dudas.

Narra Pablo

Caminé por el paseo de la playa con un gorro que me regaló una fan para poder cubrir mi imagen reconocible. A lo lejos comenzaba a ver el garito de playa que lleva Cristina e intenté pasar desapercibido por allí, no era el momento de dar explicaciones de lo ocurrido anteriormente con ella.
Fijaba mi mirada atentamente al garito por si en cualquier momento salía Cristina de allí. Estaba nervioso, y no tenía por qué.
-¡BUH! –gritó alguien detrás de mí y abrazándome por la espalda.
Me giré rápidamente y pude ver que era ella, y parecía que más feliz que nunca conmigo.
-Anda…que-que-que sorpresa –balbuceé nervioso y con una sonrisa algo falsa.
-¡Qué tal! –dijo demasiado animada
-Eeh…bien bien –dije a la vez que rascaba mi cabeza- ¿Tu no tendrías que estar en el garito? –pregunté extrañado.
-Mi amigo Carlos, no sé si te acordarás de él –me guiñó un ojo- esta cuidándolo mientras iba a por mas bebida al super de la esquina –decía señalando hacia atrás.

No pronuncié palabra alguna, tan solo sonreí.
-Que te parece si vienes a…-le interrumpí rápidamente.
-Tengo que irme a mi casa ya –dije veloz y dándole dos besos para despedirme.
Ella me cogió del brazo, me dio media vuelta y me puso en frente de ella. Con una cara seria y preocupante me miraba a la vez que seguía su mano en mi brazo.
-¿Se puede saber qué te pasa? –preguntó muy extrañada por mis actitudes.
Miré hacia abajo y cómo hice antes, no dije ninguna palabra.
-No sé qué pretendías conmigo el otro día, pero no me gusta que me usen y me tiren a la basura –me dijo Cristina muy directa.
-¿Vamos a tu garito? –añadí para finalizar la conversación en ese lugar y seguirla tranquilamente allí.

Al llegar, nos sentamos en una de las mesas. El chiringuito, la playa, el paseo…todo estaba vacío últimamente por esta zona. Mi alma también lo estaba.
Nos sentamos en una de las mesas que habían colocadas en la arena y ella muy seria esperaba alguna respuesta coherente a todo esto.

-Hay una chica que…-me interrumpió
-Es verdad, que había otra chica de por medio –dijo con un tono descarado.
-Déjame contarte por favor…-dije esperando a que se pusiera seria.
-Continua –añadió.
-Hay una chica que no he olvidado. Se llama Lucía y estuvimos juntos una temporada hasta que hubieron unos problemas y decidí darle un tiempo mientras yo estaba realizando tareas del trabajo. Luego llegué y tu y yo nos volvimos a ver y bueno…’’decidimos quedar’’ –dije haciendo comillas con los dedos ya que ella fue la que decidió por mí quedar- y yo me daba cuenta poco a poco que le necesitaba, que le echaba de menos y no sé que me ocurrió esa noche que en mi cabeza solo existía Lucía y sonará de locos pero…imaginé que eras ella en cada momento de esa noche. –dije a la vez que cerraba los ojos sin querer ver su reacción.
-Esto es flipante –dijo a la vez que se levantaba de la silla y se iba dentro del garito.
-¡Espera Cristina! -grité 

Narra Lucía.

Mi mirada estaba en otro mundo, lo único que podía pensar en estos momentos es cómo a cambiado todo de un día para otro. Nunca pensé que un día me enamoraría de ‘’Pablo Alborán’’ ni que acabaría volviéndome a encontrar a Lolo, ese amor de la adolescencia que perdí un día.
Tanto era mi despiste que cuando andaba no sabía por donde miraba y acabé chocándome con un hombre muy ancho y fuerte.
-¡Perdón! –grité rápidamente.
Le miré a la cara y pude observar que era Ruben, el guarda espaldas de Pablo.
-Cuanto tiempo Lucía –me dijo con una bonita sonrisa.
-Sí…-añadí muy seca.
Se me ocurrió preguntarle por Pablo y esa chica misteriosa con la que estuvo noches anteriores. La curiosidad me mataba por dentro.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Ya la has hecho –rió.
-¿Te puedo hacer otra pregunta a parte de esta pregunta? –reí.
-Claro, dime –dijo con una sonrisa.
-¿Pablo anda con otra chica? –pregunté para salir de dudas de una vez.
-Uumm…no…para nada, al menos yo no sé nada –rió- él me lo cuenta casi todo y que yo sepa no me ha mencionado a ninguna otra chica más.
-Vale, gracias –dije seca y dándome media vuelta para ir en busca de Lolo.

Comencé a cabrearme al pensar que se supone que me había mentido. Le vi hablando con Laura y su novio Sergio y le pegué un empujón haciendo que cayese en la arena.
La gente se quedó atentamente mirándonos, otras personas pasaban por completo.

-¡Se puede saber que haces! –gritó Lolo desde él suelo.
-¡Lucia tranquilízate! ¡Qué te pasa! –también dijo alzando la voz Laura.
-¡Me has mentido! –le grité con rabia.
-¡Qué dices! –dijo Lolo extrañado
-¡Pablo no está con ninguna ni se ha liado con ninguna cómo tú dices!

Lolo se quedó mirándome sin saber que responder y se levantó de la arena. Di media vuelta y me fui de la fiesta sin despedirme de ninguna persona y sin importarme nada

Narra Pablo

-Para ti tengo otra cara verdad –decía riéndose irónicamente cristina.
-¡A ver, no! ¡No quería decirlo así! –grité detrás de ella.
-No me engañas ya, Pablo, siempre has deseado a esa tal ‘’Lucía’’ y yo cómo una tonta detrás de ti –seguía riendo irónicamente.
Salió de la caseta y recogía la mesa a la vez que se reía.
Le di la vuelta y besé sus labios, no sabía por qué, pero lo hice.

Narra Lucía.

-¡Espérame Lucía! –gritaba Lolo persiguiéndome por el paseo.
-Déjame en paz…-dije con las chanclas en la mano.
-Te puedo explicar lo que ha pasado simplemente para un momento y hablamos.
Me detuve, pero no por qué Lolo me lo dijera, si no por qué desde aquí podía ver a Pablo besándose con otra chica en el garito de la amiga de Carlos, el chico que conocí.
Lolo se paró detrás de mí y observó lo mismo que yo.

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