Cuándo un día de lluvia hace que los demás sean soleados.

sábado, 17 de mayo de 2014

Cuarenta y cinco.

Anteriormente

-¡Espérame Lucía! –gritaba Lolo persiguiéndome por el paseo.
-Déjame en paz…-dije con las chanclas en la mano.
-Te puedo explicar lo que ha pasado simplemente para un momento y hablamos.
Me detuve, pero no por qué Lolo me lo dijera, si no por qué desde aquí podía ver a Pablo besándose con otra chica en el garito de la amiga de Carlos, el chico que conocí.
Lolo se paró detrás de mí y observó lo mismo que yo.


Narra Lucia

Notaba la respiración de Lolo detrás de mí. Los dos observábamos la misma escena pero cada uno con distintos ojos. Mi mirada estaba llena de dolor, la suya de miles ‘’te lo dije’’.
Giré mi cabeza y seguí mi camino con los ojos cristalinos a causa de las lágrimas. Mis dedos secaban las pequeñas gotas que caían lentamente por mis mejillas. Escuchaba detrás de mí los pasos de Lolo intentando adelantarme y seguir mi ritmo.

-Ves, cómo no te había mentido –decía él detrás de mí.
Respiré hondo y sin responderle palabra alguna, seguí mi camino con las chanclas en la mano.
-¿A dónde vas? –gritó Lolo siguiendo mis pasos.
-Qué más da…-dije intentando esquivarle.
Cogió mi mano y me detuvo. Bajé mi cabeza pero no tardó en levantármela y hacer que mi mirada estuviese junto a la suya.
-Algún día tendrás que olvidarle…

Giré mi cabeza y me fijé de nuevo en Pablo y esa joven. Se les veía sonrientes y eso me mataba por dentro, no por el hecho de que Pablo sonría, si no por que sonríe junto a otra chica que no sea yo.
-¡Deja de hacerte daño a ti misma! –gritó Lolo impidiendo que viera la imagen de ellos dos- Mírame y dime que le vas a olvidar.
Le miré cómo él dijo pero la palabra ‘’olvidar’’ me costaba pronunciarla. Si él no está junto a mí es porque el destino no ha deseado que estemos juntos y siempre hay que pasar página. Quizás sea la hora de comenzar con el proceso de ‘’Olvidar a Pablo’’. Duro, pero no imposible.

-Le voy a olvidar –pronuncié sin miedo.
Automáticamente una sonrisa salió a pasear por el rostro de Lolo y acarició mi mejilla.
-Verás cómo será lo mejor para ti…-dijo aun con esa bonita sonrisa.
Le sonreí y di de nuevo media vuelta dirigiéndome hacia mi casa. Él se colocó a mi lado y pasó su brazo por mi hombro.
-Por cierto…¿Y el beso de antes a que ha venido? –dije riéndome
-Anda, mira qué bonita esta la luna esta noche –añadió Lolo intentando desviar el tema.

Narra Pablo

Me separé de sus labios y ella soltó una pequeña carcajada.
-¿Y esto? –dijo con una sonrisa.
No supe que decir, tan solo sonreí.
-No te quedes callado, anda –rió Cristina dándome un pequeño golpe en el brazo.
-No sé, ha salido solo –reí sin saber que contestarle.
Ella se acercó a mí y me robó un corto beso mientras sonreía. Al separarse de mí, se quedó mirando a un determinado lugar.
-Tu guitarrista y la chica cuyo nombre no recuerdo están mirándonos. Esa chica es la que trajo un día mi amigo Carlos.
Me giré rápidamente y pude observar a Lolo levantando la cabeza de Lucía. No entiendo porqué tienen tanta cercanía. Los celos me comían por dentro, pero era hora de comenzar una nueva etapa sin ella, ya que después del tiempo que le di, ha decidido olvidarme.

-Bueno, bueno, bueno….¿Me vas a explicar ese beso? –rió.
Baje de la tierra y contesté con lo primero que se me ocurriera.
-Una forma de disculparme por lo de la otra noche –reí.
-Pues estas más que disculpado –sonrió- Entonces…¿El beso significa que tu y yo….?
-¡Quieta pará moza! ¿Qué tú y yo el que? –comencé a ponerme nervioso
-Comenzar una relación Pablo, eres un poco cortito –rió.
-No, no, no, no…no. –dije a la vez que daba media vuelta y ella me miraba extrañada por mi reacción- Yo aun no estoy preparado.
-Ah, pero para tener una noche de sexo sí –subió una ceja
-Eeeeeeeeees…diferente.  –añadí.
-No, no es diferente. Tú me buscas para lo que quieres y cuando te hablo de una relación huyes, cómo todos –dijo disgustada.

-No es que no quiera una relación contigo por huir del amor, al contrario, el amor es esencial en esta vida, pero…no puedo, aun no.  –añadí nervioso.
-Te arrepentirás de no querer nada ahora mismo conmigo –dijo Cristina acercando su cuerpo al mío.

Me separé y fui hacia la orilla de la playa. Ella vino detrás y agarró mi cintura con delicadeza. Comenzaba a ponerme nervioso, muy nervioso.
Me senté en la arena y me dejé llevar por el sonido de las olas acariciando con delicadeza la arena malagueña, algo similar a cómo mis dedos se deslizaban por la cintura desnuda de Lucia.
Quiera o no, Lucía está en mi cabeza continuamente. No debí darle ese tiempo, no la hubiese perdido y ahora mismo no estaría lamentándome por mis actos.
Cristina se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en mi hombro.

-Se que no quieres una relación por ella. –añadió
-¿Por ella? –pregunté extrañado.
-Por la chica que está continuamente en tu mente. –dijo mientras miraba al horizonte.

Me quedé mirando la sal que se quedaba en la orilla, cómo si ella no hubiese dicho nada.
-Yo mejor me largo. –dijo muy borde Cristina.
Cogí su mano e impedí que se marchara.
-Quédate conmigo –dije muy serio- Ella ya no estará en mi mente –intenté engañarme a mi mismo.
Ella tan solo sonrió y volvió a acomodarse en mí.
-¡Cuidado! –grité
Me levanté rápidamente pero ya era demasiado tarde, nos habíamos mojado.
-¡Cómo no me avisas que venía el agua hacia aquí! –gritó Cristina.
-¡Te he dicho cuidado! –añadí
-Ahora me toca irme con el culo empapado a casa –decía enfadada- ¿Por qué te ríes? ¿Ves gracioso esto?
-Es que parecemos dos paletos –reí- Tenías que haberte visto la cara de susto al verte los pantalones.
-A mi no me hace gracia –añadió enfadada.
-A mi sí –reía con carcajadas- tu cara ha sido…
Ella soltó una pequeña risa y a la vez intentaba poner cara de enfado.

-¡No te guardes la risa! –dije aun riéndome-
Le hice pequeñas cosquillas en los costados para que de una vez sacara esa carcajada que tenía atragantada en la garganta adrede. Comenzó a reír exageradamente hasta quedar totalmente acostada en la arena.
Ella me miró a los ojos y no tardó en volver a robarme un pequeño beso tan solo cogiendo con sus labios la parte inferior de los míos.
Me levanté y hice cómo si no hubiese hecho nada. Ella se levantó detrás de mí y me observó.
-¿Piensas subirte así al coche? –dijo riéndose.
-Me voy andando, que es peor –reí.
-Te llevo anda, pero primero ayúdame a recoger las mesas. –dijo a la vez que me guiñaba un ojo.

Cuatro días después
Narra Lucia.

Bajé las escaleras de mi casa y me encontré a Sam tirada en el sofá con tres almohadones encima de su cabeza, la pierna fuera y un brazo en el suelo.
-¿Tía Sam? –pregunté con una pequeña risa floja.
-Aaehahe
-¿Qué haces ahí? –reí
Apartó los almohadones de su cabeza y se levantó rápidamente.
-¡La pastelería! ¡Qué llegamos tarde! ¡Que son y media! –decía mientras corría al baño para peinarse.
-Sam…
-¡Madre mía y Roberto no tiene llaves para abrirla! –gritaba mientras daba mil vueltas por la casa.
-Sam…
-¡Y las putas magdalenas, perdón…que ahora son ’’Muffins’’, tardan en hacerse!
-¡SAMANTA! –grité para que frenara
Ella se quedó mirándome asustada.
-Es domingo...-dije con una sonrisa
-¡Tócate los huevos! –Dijo volviéndose a tirar en el sofá- ¿Y tú qué haces arreglada? Los domingos son para ver pelis malas de miedo, de esas que la sangre parece kétchup.
-He quedado con Lolo –decía mientras me miraba en el espejo arreglándome el pelo.
-Oh oh ooooouh stop baby –dijo levantándose rápidamente del sofá- ¿Con Lolo? Ya quedaste ayer.
-Sí…pues hoy otra vez –dije dirigiéndome hacía la puerta.
Mi tía cerró la puerta de golpe y se quedó mirándome atentamente muy extrañada.
-¿Tenéis algo? –preguntó muy directa
-Tía Sam por favor…-dije intentando salir.
-¿Y Alborán? ¿Ya le has olvidado?
-Esta con otra chica –dije un poco apenada
-¡Eso es mentira! –gritó
-¡TÚ NO LO SABES TODO SAM!
-Me lo hubiese contado Helena, ella me cuenta todo –subió una ceja.
-¿TODO? –pregunté nerviosa
-TO-DO. –rió- Helena sabe cosas que tú piensas que no sabe…-volvió a subir una ceja.
-Creo que estoy comenzando a pensar mal…
-Haces bien pensando mal…
Sonó el timbre y rápidamente abrí la puerta para dirigirme a la del jardín.

-¡Lolo ya está ahí! –grité.
-No me creo que el Alborán ya se haya olvidado de ti…¡ES QUE NO ME LO CREO!
-Pues créetelo querida Sam, créetelo –le guiñé un ojo y salí de allí.
Salí de allí y me dirigí hacia el coche de Lolo donde ya me esperaba.
-Tengo que pasar primero por el estudio, donde esta Pablo esperándome. Hago una cosa rápido y ya estoy contigo ¿Vale? –me dijo Lolo dulcemente.
-No hay problema, yo te esperaré en el coche –respondí del mismo modo.
Nos pusimos de camino al estudio y al llegar bajó rápidamente, pero antes posó un dulce beso en mi mejilla.

Narra Lolo.
Entré rápidamente al estudio y saludé a todo el equipo cómo siempre he hecho.
Pablo entró por la puerta acompañado de Rubén y me miró algo confuso.
-¿Lucía es la que está dentro de tu coche? –preguntó extrañado
-Sí…¿Ocurre algo porque esté en mi coche? –respondí algo serio
-Tranquilo Lolo que no te lo ha dicho a malas –añadió Porty
-¿Por qué te metes? –respondí cabreado.
-¿Qué cojones te pasa hoy? –dijo David levantándose de la silla del teclado.
-Solo te he preguntado si era Lucía la del coche –añadió Pablo algo extrañado por todo.
-Está bien está bien –dije levantando las manos. ¿Podemos hablar a solas Pablo? -le pregunté serio.
-Claro...-respondió nervioso

nos dirigimos hacia un lugar donde no nos pudieran escuchar los demás y él se sentó en una de las sillas de la sala.
-¿Qué tienes con la chica del otro día? -pregunté directo
-¿Del otro día? -dijo extrañado.
-La que besaste en la playa, te vimos Lucia y yo...
-No tenemos nada, somos....amigos. -decía nervioso y con la cabeza hacia abajo.
-Amigos que se besan ¿verdad? -añadí.
-¿Pero por que me preguntas eso? 
-¿Y tu por que me preguntas que que hace Lucía en mi coche? 
-No te he preguntado que que hace, si no, que si era ella, estas cambiando las cosas Lolo. -respondió.
-Bueno ¿Pues que te importa que este ahí? -dije muy serio.
-Lolo ¿Pero que narices te pasa? -dijo extrañado por mi actitud.
-No, que cojones te importa a ti que este Lucía en mi coche.
-¡Estás poniendo las cosas fuera de lugar! -gritó- A parte, sí, me importa ¡últimamente solo te veo con ella y parece que quieras restregármelo, cuando sabes que yo le quiero! -seguía con la voz alzada.
-¡Pues por que yo también quiero a Lucia! -respondí.



___________
Este capítulo va a dedicado a todas aquellas personas que vivieron ese concierto de Pablo el 18 de Mayo de 2013. Todas esas personas participaron en lo que se convirtió en la mejor noche de mi vida.
1 AÑO 18.5.13 ELCHE.

domingo, 11 de mayo de 2014

Cuarenta y cuatro.

Anteriormente
Algunas de las personas de esa fiesta me pidieron un autógrafo o una foto, cómo de costumbre.
-Mira en frente de ti Pablo –me dijo Rafa en voz baja.
Fije mi mirada en Lolo y a su lado pude ver a...¿Lucía?
De pronto Lolo me miró asombrado y vino rápidamente hacía mí.
-Qué qué –balbuceé nervioso- ¿Qué hace Lucía aquí? –le pregunté a la vez que me apartaba de la multitud.
-Esa no era Lucía, Pablo –añadió Lolo.
-¿Cómo que no? ¡Le puedo reconocer a distancia! Necesito hablar con ella…
-No, Pablo, ahora no es el moment…-le interrumpí.
-Lolo suéltame por dios, que más te da, tan solo quiero hablar de lo ocurrido –empecé a cabrearme.
-Ella no quiere hablar contigo Pablo entiéndelo por favor…
-¡Y tu que sabes! –dije elevando la voz e intentando hacer que Lolo me soltase.

-¡Ella te ha olvidado! –gritó.

Narra Pablo

Mi corazón parecía que había dejado de latir al escuchar las últimas palabras que Lolo había pronunciado.
Miré hacia abajo algo confuso y solo esperando a que ese ‘’te ha olvidado’’ sea una pequeña broma de él.
-Bromeas –reí.
-No tengo por qué hacerlo. Ella misma me lo ha dicho hoy…-dijo Lolo con un tono muy triste.
Puse mi mirada en el mar y me quedé mirándolo un buen rato sin saber que responder a todo esto.
-Tengo que hablar con ella –dije a la vez que me daba la vuelta dirigiéndome hacia Lucía.
-¡Pablo! ¡OLVIDALA! –me gritó Lolo intentando hacer que entre en razón de que ella ya no siente nada más por mí, o eso dice.

Me senté en la arena de la playa sin importarme mi imagen, ya que mancharía la ropa.
Lolo me miró entristecido. Mis ojos empezaban a empaparse de lágrimas poco a poco.

-¿Vas a llorar? –me preguntó extrañado.
-No no voy a llorar –dije aguantando esas lágrimas a la vez que se estaba creando un nudo en la garganta.
-Encontrarás a alguie…-le interrumpí.
-Déjalo Lolo, déjalo pasar. –dije intentando cerrar el tema.

Resoplé y me levanté de la húmeda arena. Volví a donde se encontraban todos y sin decir palabra alguna me marché de aquel lugar. Lo único que quería era desaparecer.

-¡Eh! ¡Espera! –gritó Rafa mientras me perseguía.
-Tranquilo, puedo ir solo, de verdad –sonreí amistosamente.
-No me fío Pab…

Interrumpí su frase con un ‘’Tranquilo’’ y salí de allí lo antes posible. Tan solo necesito un poco soledad, aun que en mi interior ya se encuentra. 

Narra Lucía.

Fijé la mirada en un joven que salía del gran círculo cerrado de donde se encontraba la fiesta.
Giró su cabeza y pude ver que era él; Pablo. Su ojos penetraron en la míos y me regalo una mirada triste y sin color. Fue la mirada más oscura, sin color, solo blanco y negro que había visto jamás. Iba viendo cómo poco a poco se iba alejando y seguía el camino del paseo de la playa hacía…la verdad es que no tengo ni idea.
-¿Ocurre algo? –preguntó Aida con la voz alzada.
-No, tranquila. –dije sonriente.

Ella me miró extrañada y no muy convencida de que no me ocurriera absolutamente nada. Subió una ceja y me miraba esperando una respuesta.
-Cuéntamelo –me dijo al final
-Vuelvo enseguida –añadí sin responderle.
Salí de allí. Intenté seguir los pasos de Pablo para poder hablar con él. De pronto alguien cogió mi mano y me dio media vuelta impidiendo que siguiera el camino que Pablo estaba tomando. Era Lolo, poniéndome en frente de él y dejando que perdiera de vista a Pablo.
-Debes olvidarle, Lucía. –me dijo él cogiéndome de la cara y pegando su frente contra la mía.
-Ne-ne-necesito hablar con él –dije balbuceando y siguiendo el camino que había tomado.
Hice que Lolo me soltara su mano y fui hacia Pablo.
Me detuve segundos después al pensar en lo que me había dicho él cuando fue a Almería a por mí: ‘’Pablo te ha olvidado’’. Esa frase se repetía en mi cabeza constantemente y decidí dar media vuelta, de nuevo a la fiesta, intentando olvidar a Pablo, cómo él ya ha hecho conmigo.
Me paré delante de Lolo con una mirada triste. Él me levantó la cabeza y me sonrió.
-Sabía que no lo harías…-dijo sin más.
-Será que no me gusta complicar las cosas-dije fijando mi mirada en el suelo.
-Lo mejor sea que le olvides, que rehagas tu vida y si no le diriges la palabra mejor se te hará olvidarle. –dijo Lolo volviendo a levantar mi cabeza- Levanta la cabeza que se te cae la co…-le interrumpí.
-Que se me cae la corona, princesa, sí, se me la maldita frase, y no quiero volver a escucharla –refunfuñé.
-Que genio tienes –rió.
-Sí, la verdad es que sí, me lo suelen dec…-me interrumpió robándome un beso corto en los labios.
Se separó de mí, sonrió y se fue.
-¡NO ENTIENDO NADA! –le grité.
Giró su cabeza hacía mí y se rió. Subí una ceja y resoplé aun sin entender el por qué de ese beso. La verdad, tengo tantas preguntas en mi cabeza que algún día que explote llegaré a ser una bomba atómica. Qué difícil es vivir con tantas dudas.

Narra Pablo

Caminé por el paseo de la playa con un gorro que me regaló una fan para poder cubrir mi imagen reconocible. A lo lejos comenzaba a ver el garito de playa que lleva Cristina e intenté pasar desapercibido por allí, no era el momento de dar explicaciones de lo ocurrido anteriormente con ella.
Fijaba mi mirada atentamente al garito por si en cualquier momento salía Cristina de allí. Estaba nervioso, y no tenía por qué.
-¡BUH! –gritó alguien detrás de mí y abrazándome por la espalda.
Me giré rápidamente y pude ver que era ella, y parecía que más feliz que nunca conmigo.
-Anda…que-que-que sorpresa –balbuceé nervioso y con una sonrisa algo falsa.
-¡Qué tal! –dijo demasiado animada
-Eeh…bien bien –dije a la vez que rascaba mi cabeza- ¿Tu no tendrías que estar en el garito? –pregunté extrañado.
-Mi amigo Carlos, no sé si te acordarás de él –me guiñó un ojo- esta cuidándolo mientras iba a por mas bebida al super de la esquina –decía señalando hacia atrás.

No pronuncié palabra alguna, tan solo sonreí.
-Que te parece si vienes a…-le interrumpí rápidamente.
-Tengo que irme a mi casa ya –dije veloz y dándole dos besos para despedirme.
Ella me cogió del brazo, me dio media vuelta y me puso en frente de ella. Con una cara seria y preocupante me miraba a la vez que seguía su mano en mi brazo.
-¿Se puede saber qué te pasa? –preguntó muy extrañada por mis actitudes.
Miré hacia abajo y cómo hice antes, no dije ninguna palabra.
-No sé qué pretendías conmigo el otro día, pero no me gusta que me usen y me tiren a la basura –me dijo Cristina muy directa.
-¿Vamos a tu garito? –añadí para finalizar la conversación en ese lugar y seguirla tranquilamente allí.

Al llegar, nos sentamos en una de las mesas. El chiringuito, la playa, el paseo…todo estaba vacío últimamente por esta zona. Mi alma también lo estaba.
Nos sentamos en una de las mesas que habían colocadas en la arena y ella muy seria esperaba alguna respuesta coherente a todo esto.

-Hay una chica que…-me interrumpió
-Es verdad, que había otra chica de por medio –dijo con un tono descarado.
-Déjame contarte por favor…-dije esperando a que se pusiera seria.
-Continua –añadió.
-Hay una chica que no he olvidado. Se llama Lucía y estuvimos juntos una temporada hasta que hubieron unos problemas y decidí darle un tiempo mientras yo estaba realizando tareas del trabajo. Luego llegué y tu y yo nos volvimos a ver y bueno…’’decidimos quedar’’ –dije haciendo comillas con los dedos ya que ella fue la que decidió por mí quedar- y yo me daba cuenta poco a poco que le necesitaba, que le echaba de menos y no sé que me ocurrió esa noche que en mi cabeza solo existía Lucía y sonará de locos pero…imaginé que eras ella en cada momento de esa noche. –dije a la vez que cerraba los ojos sin querer ver su reacción.
-Esto es flipante –dijo a la vez que se levantaba de la silla y se iba dentro del garito.
-¡Espera Cristina! -grité 

Narra Lucía.

Mi mirada estaba en otro mundo, lo único que podía pensar en estos momentos es cómo a cambiado todo de un día para otro. Nunca pensé que un día me enamoraría de ‘’Pablo Alborán’’ ni que acabaría volviéndome a encontrar a Lolo, ese amor de la adolescencia que perdí un día.
Tanto era mi despiste que cuando andaba no sabía por donde miraba y acabé chocándome con un hombre muy ancho y fuerte.
-¡Perdón! –grité rápidamente.
Le miré a la cara y pude observar que era Ruben, el guarda espaldas de Pablo.
-Cuanto tiempo Lucía –me dijo con una bonita sonrisa.
-Sí…-añadí muy seca.
Se me ocurrió preguntarle por Pablo y esa chica misteriosa con la que estuvo noches anteriores. La curiosidad me mataba por dentro.
-¿Te puedo hacer una pregunta?
-Ya la has hecho –rió.
-¿Te puedo hacer otra pregunta a parte de esta pregunta? –reí.
-Claro, dime –dijo con una sonrisa.
-¿Pablo anda con otra chica? –pregunté para salir de dudas de una vez.
-Uumm…no…para nada, al menos yo no sé nada –rió- él me lo cuenta casi todo y que yo sepa no me ha mencionado a ninguna otra chica más.
-Vale, gracias –dije seca y dándome media vuelta para ir en busca de Lolo.

Comencé a cabrearme al pensar que se supone que me había mentido. Le vi hablando con Laura y su novio Sergio y le pegué un empujón haciendo que cayese en la arena.
La gente se quedó atentamente mirándonos, otras personas pasaban por completo.

-¡Se puede saber que haces! –gritó Lolo desde él suelo.
-¡Lucia tranquilízate! ¡Qué te pasa! –también dijo alzando la voz Laura.
-¡Me has mentido! –le grité con rabia.
-¡Qué dices! –dijo Lolo extrañado
-¡Pablo no está con ninguna ni se ha liado con ninguna cómo tú dices!

Lolo se quedó mirándome sin saber que responder y se levantó de la arena. Di media vuelta y me fui de la fiesta sin despedirme de ninguna persona y sin importarme nada

Narra Pablo

-Para ti tengo otra cara verdad –decía riéndose irónicamente cristina.
-¡A ver, no! ¡No quería decirlo así! –grité detrás de ella.
-No me engañas ya, Pablo, siempre has deseado a esa tal ‘’Lucía’’ y yo cómo una tonta detrás de ti –seguía riendo irónicamente.
Salió de la caseta y recogía la mesa a la vez que se reía.
Le di la vuelta y besé sus labios, no sabía por qué, pero lo hice.

Narra Lucía.

-¡Espérame Lucía! –gritaba Lolo persiguiéndome por el paseo.
-Déjame en paz…-dije con las chanclas en la mano.
-Te puedo explicar lo que ha pasado simplemente para un momento y hablamos.
Me detuve, pero no por qué Lolo me lo dijera, si no por qué desde aquí podía ver a Pablo besándose con otra chica en el garito de la amiga de Carlos, el chico que conocí.
Lolo se paró detrás de mí y observó lo mismo que yo.